Han transcurrido un par de años desde que leí en Schnitt, esa exaustiva y múltiple revista de cine alemana, una triada de textos muy sugestivos sobre Matrix, el film que fascina por igual a niños, adolecentes, cinéfilos, aburridos y personas otras que se preguntan sobre el tiempo y el espacio desde diferentes disciplinas y experiencias de vida. Más que interesante me resultó la lectura de esos tres textos —que al citarlos este momento, su recuerdo se abre paso con asombrosa facilidad por entre una maraña de impresiones y vivencias que conforman mi yo hasta este punto. Estos textos fueron, son, La ironía cibernética, de Peter Sloterdijk; Filmar la filosofía, de Boris Groys; y Las dos caras de la perversión, de Slavoj Zizek, nombre éste último que nada me decía entonces pero que en esa lectura, por la manera de apropiarse del tema, o si se quiere, de irrumpir en él, con un lenguaje y una argumentación que de normal no se usa en esos campos, llamó fuertemente mi atención y me puso en alerta. Enjundia y sorpresa me causaron los primeros ensayoss que leí en ese tramo; luego, un extrañamiento que veo haberse desprendido de la admiración.
Es que, entre tantos escritores, intelectuales, filósofos, observadores, artistas y críticos inteligentes que este incipiente siglo junta a nuestro alrededor —con una facilidad nunca antes tan a la mano—, dar con una voz que prueba a nombrar fenómenos que andan por allí como cables sueltos, o los relaciona con otros no menos inverosímiles, es un suceso difícil de echar de lado como una noticia o referencia más. Partir de una base argumentativa en la que San Pablo, el fundador de la iglesia católica, se entrecruza con Lenin; el marqués de Sade con Marx, el gozo —lo que suponemos que este significante denota— choca con el placer —otro significante— y las drogas dan la mano a la ética prometiéndose mutuamente al menos una conversación racional de sus contenidos y posibilidades resulta sumamente estimulante.
Esta vez, finalmente, a Eslavoj Zizek, el filósofo esloveno nacido en Lubliana en 1949, Babelia —que casi casi equivale a decir la prensa española—, acaba de dedicarle su portada, más una entrevista y un comentario, a propósito de la publicación casi simultanea en España de cuatro de sus libros (Bienvenidos al desierto de lo real, Akal, 2005; Arriesgar lo imposible, Trotta, 2006; El títere y el enano, Paidós, 2006; Lacrimae rerum. Ensayos sobre cine moderno y ciberespacio, Debate, 2006)
En la Argentina sin embargo, como saben sus lectores en castellano, el filosofo esloveno es bastante conocido. No son pocas las entrevistas y comentarios publicados en los medios de ese país al que viaja a menudo y donde gran parte de sus libros aparecen casi seguidamente a sus primeras ediciones —hechas en inglés.
Entre la variedad de textos que la web ofrece sobre Zizek, o sobre su obra, hay al menos dos blogs (Rizomas y El bosque) que han dispuesto una generosa selección de links a materiales de este autor que valen la pena visitar.
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Cuatro modos del mal político, de Eslavoj Zizek, para leerlo en clave ecuatoriana, a propósito de las protestas que "van por las calles".
1 comentario:
That's a great story. Waiting for more. » »
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