28.2.06

Mirar a Dios

1
El pasado noviembre visité una exposición de arte contemporáneo que me gustó mucho, Gott sehen (Mirar a Dios), en Ittingen, un antiguo monasterio cartujo cuyos orígenes se remontan a 1461. Este espacio en la actualidad, con su renovado convento de paredes altas, un rosario de celdas vacías, que nos recuerdan la vida austera de los monjes de entonces, rodeadas de pequeños huertos, junto a una capilla diminuta y hermosa, un molino de agua, y a su otro frente, con un amplio jardín interpuesto, su afamado restaurante, forman un centro de encuentros culturales cuyo atractivo se lo debe en gran parte a sus dos museos, de historia el uno, el otro de arte contemporáneo, que fue el que esta vez concitó mi atención.

Antes de ingresar en sus instalaciones, mientras nos dirigíamos hacia allí desde la vía principal donde desembarcamos, conversaba con la amiga que me acompañó sobre el nombre de la exposición que vinimos a visitar y los sentidos que ese nombre despertaban en mi y, como no, los límites con los que, llegada a un punto, chocaba mi imaginación, excitada y confusa. Ver a Dios: en palabras este nombre que termina siendo una frase breve, es también, como si nada, espectacular, dice todo y nada. Pero no así, de forma tan tajante, si probamos a imaginar visualmente la sentencia. Ver a Dios ¿Cómo podrá representarse a Dios un artista? Recuerdo que le decía a mi amiga minutos antes de ingresar a la muestra, animado de antemano, mientras salpicaba la conversación con algunas frases sacrílegas del Wilde más encantador y de paso recordaba el título de un libro temprano de Vargas Llosa dedicado a su ex-amigo, García Márquez, historia de un deicida, que leí hace muchos años en la Biblioteca de la Universidad Central de Quito (el artista como suplantador de Dios, el artista confirmándonos su rol de creador de absolutos en su obra, pensé).

Son 25 las obras expuestas, trabajos de artistas de varias nacionalidades (un chino, un ruso, europeos del este, centro y oeste del continente, un camerunés, dos estadounidenses —ya en el recorrido de la muestra, nos decía Frau Dorothee Messmer, la curadora de esta exposición, que pese a los esfuerzos desplegados para contactar a más artistas made in USA que trabajen con el tema, ello no le fue posible: los artistas de los USA no se meten con Dios, sentenció: lo que de ellos aquí exponemos son apenas guiños, no obras que lo confrontan). Así:

De la afamada artista Louise Bourgeois (París 1911), como saludo, al iniciar el recorrido, una escultura en bronce, The Cross: una vara de metal de 1.84 m. de alto atravesada por un brazo de dos manos, o si se quiere, un brazo-madero que culmina a izquierda y a derecha en una mano (68,5 m.) —en verdad, una escultura imaginariamente previsible pero de mucho valor económico por el nombre de su creadora. Un trabajo de madame Bourgeois nunca estará demás!

Viene a partir de este punto, cuando las salas y pisos empiezan a multiplicarse, una serie de artefactos que incluyen video instalaciones, fotografías, lienzos, textos, montajes y escenificaciones. Describo aquí sin embargo sólo unos pocos trabajos que algo expresan el título de esta muestra:

Una pareja de italianos, Chiara Grandesso y Lionello Borean, nos proponen su Plug’n’Pray: una caseta de feria que ofrece programas de computadora como lo haría cualquier firma de esta línea de productos, llamese Microsoft o la que sea: el detalle, en paquetes presentados según la exigencia de punta del marketing al uso, los programas que aquí se ofrecen son religiones: Buddhist, Jewish, Christian, Hinduist, Ulster, Muslim, etc. Sí, claro que sí, las cajitas traen también impresos con indicaciones y modos de uso.

Del alemán Till Velten (1961), Weihe, un trabajo de investigación y localización de personas que se creen Dios o han vivido o viven la experiencia de serlo. Varias son las tácticas de las que se vale para llegar hasta ellos. Una de sus líneas investigativas las desplegó en España colocando anucios en la prensa en el que pedía lo contactaran si alguien se sentía aludido o sabía de algún otro que creyese ser la divinidad. Tuvo respuestas varias: su obra es la exibición de las cartas que recibió —más las descripciones con fotos y otras razones que muestra un delicado limite que a los espectadores nos deja sonreidos; o mejor, tambaleantemente sonreidos.

Del zuriqués Sam Keller (1971), Creator, un trabajo interactivo en el que se invita al espectador a ponerse “manos a la obra”. Empieza con una cita del Genesis 1, 27: “Y Dios dijó hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. Una fotografía paralela al texto sirve de modelo para que demos forma allí mismo a un hombre de plastilina de estatura corriente que reposa en la mesa “de operaciones”.

De Justine Kurland (1969), de los USA, fotografías de comunidades utópicas que luego de los atentados de 2001 han empezado a formarse en diversos puntos de ese país. No son comunidades religiosas pero persiguen la armonía, el amor, la vida espiritual, en el campo, alejados totalmente del mundanal ruido y su moral, o su falta, según el caso.

La de Pavel Althamer (1967), de Polonia, Schedule of de crucifix, me impresionó y tentó —casí, casí me saque los pantalones: En el sótano del monasterio, a un extremo de la sala más grande, una portentosa cruz de madera enclavada a la pared; en el madero principal, a la altura de donde un crucificado posaría su trasero, una montura de biscicleta que sirve de asiento a quien allí quiera revivir esta parte de la experiencia de Jesus; asimismo, a cada extremo del madero transversal agarraderas y correas dispuestas para sujetar distendidamente sus manos. En el piso, en lo que podría llamarse púlpito o escenario, está habilitada una escalera que ayuda a trepar hasta la cruz; a su costado, un biombo tras el cual, el que revive la experiencia puede quitarse su ropa y calzarse la indumentaria de Jesus en la cruz, su corona de espinas y el manto que le cubra el sexo que cuelgan de una percha adjunta. Cada domingo, a las dos de la tarde, hay un performance de la crucifixión, sin embargo, para quien lo desee, el biombo, la corona de espinas, el manto y la cruz están a su disposición. No está prohibido tomar fotografías.

La exposición puede visitarse hasta el 23 de abril de 2006

2
A inicios de febrero el diario danés “Jyllands-Posten” publicó 12 caricaturas de Mahoma, un Dios o Profeta, a quien sus fieles honran con ritos y normas que apenas hemos visto y no conocemos, un nombre que conocemos pero nos resulta ajeno a gran parte de los que nos hemos criado en Occidente, en su centro y sus márgenes. Como todo el mundo lo sabe, esas caricaturas levantaron una ola de protestas airadas entre sus creyentes fanáticos y no fanáticos; en algunos sitios éstas se volvieron tan violentas que provocaron la muerte de varias personas y muchos daños materiales. En Occidente, en sus centros —en su márgenes no tanto, pues, por las razones que sean, la experiencia con reacciones similares es más o menos conocida—, nadie se esperaba una manifestación de tal naturaleza “a causa de unas caricaturas”. Al hecho se lo calificó de incomprensible, como son también las exigencias que los gobiernos de Arabia Saudita, Libia, Irán y Pakistan hicieran inmeditamente al gobierno danés, a saber, que expresará publicamente sus disculpas y sancionará a los editores responsables del sacrilegio cometido. El gobierno danés, con toda la razón del mundo occidental, no lo hizo porque, sencillamente, en un país libre, según las reglas de juego democráticas que lo rigen, no tiene, no tenía porque hacerlo.

Desde entonces ha corrido mucha tinta en periódicos, revistas y los medios de comunicación posibles. Intelectuales, periodistas, creadores de opinión con distintas formaciones y de distintas intensidades y talantes se han acercado al tema, confrontado, iluminado, tergiversado y, como suele suceder en casos similares, confundido más de lo que estaba al inicio. Todos ellos han dado, dan vueltas alrededor de un hecho, un punto límite que no se deja asir con facilidad y termina siempre escapándose de las manos, el derecho a la libre expresión en el Occcidente liberal (dentro de reglas de varia indole) frente a un Islam que la rechaza y la somete al juicio de sus lideres religiosos. Maniquea manera esta de formular las cosas, sin embargo, por ilustrativa, la que mejor se deja ver y más es utilzada para entrar en discusión.


3
Tariq Ramadan (1962), un suizo nacido en Ginebra, ulema, doctor en la ley musulmana por la universidad de El Cairo y en filosofía por la de Ginebra, profesor de estudios islámicos en Oxford y asesor del gobierno de Tony Blair constituye en sí el cruce de caminos hacia el que, al parecer, se encamina una parte importante de Europa. Como en su día el laico palestino Edward Said, denostado en vida por judíos y compatriotas suyos en iguales proporciones, la existencia de Ramadan se despliega a dos fuegos: es demasiado musulmán para Occidente y demasiado europeo para el mundo musulmán.

Este filósofo de padre y madre egipcios nos recordaba en una entrevista publicada en el Sonntagszeitung de Zürich del 5 de febrero, algo que habrá que tomar en cuenta al empezar a realizar el balance de esta encruncijada: lo que estas dos partes necesitan es entender que este no es un asunto de derecho. La libertad de expresión en Europa es un derecho protejido por la ley. Nadie puede ponerla en duda... . Es esto una demanda de responsabilidad y prudencia no de leyes y derechos... . Tenemos que propiciar un debate sobre el futuro de nuestra sociedad. Los musulmanes tienen que entender que Europa se rige por la libertad de expresión y punto. La otra parte debe entender que existen temas delicados que deben ser abordados con respeto y prudencia y no con provocaciones.
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A Jean Daniel, el director de Le Nouvel Observateur, al llegar a este punto en un artículo suyo dedicado al tema, Una fribolidad trágica, concreta: Se trata de una diferencia de cultura que está muy próxima a la incopatibilidad de concepciones. Los unos han sacralizado la ley y los otros la fe.
Sin embargo, esta oposición se desvanece, pues el origen de este conflicto va más alla de la libertad de expresión. Lector atento del momento que atravezamos, dice Fernando Savater: Pero lo que más me extraña, lo que no he leído ni oído a nadie aunque esté implicito en bastantes comentarios es que lo amenazado en nuestras democracias no es sólo ni a mi juicio principalmente la libertad de expresión. No, lo que nos estamos jugando es precisamente la libertad religiosa...
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Jan Assmann, afamado egiptólogo alemán profesor en la Universidad de Heidelberg: Con el Cristianismo el Islam puede vivir sin problemas pues él es en sí tolerante. El problema no es el Cristianismo sino la antireligiosidad, es decir el secularismo. A los ojos del mundo islámico, este se expande por el mundo como una tremenda fuerza destructora.
David S. Landes, profesor de historia económica en Harvard, autor de ese libro esclarecedor de los tiempos que nos atraviezan La riqueza y la pobreza de la naciones: La cultura en los países árabes está muy impregnada de conceptos como machismo, honor y vergüenza. No son allí modelos o ejemplos importantes a seguir los empresario o los industriales sino los generales y los burócratas de las altas esferas. Eso y no otra cosa es lo que la gente capaz de esos países quieren ser.
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¿Le falta al Islamismo la ilustración?
Jan Assmann: El Islamismo vivió su ilustración muy radical y muy tempranamente, en el siglo XII. Pero también muy temprano sufrió su contrareforma. De esa experiencia de tolerancia y pentración filosófica de la tradición religiosa se desarrrollaron muy pronto las correspondientes fuerzas antagónicas ortodoxas, o para decirlo de alguna manera, los anticuerpos requeridos para aplacar a la ilustración. Se agudizó la ortodoxia. Es por esto, porque ya vivió esas fases, que el mundo islamico dejó pasar de largo a la ilustración europea del siglo XVIII. A esto hay que sumar el rol que las fuerzas coloniales de Occidente desempeñaron en estos países: ellos hicieron todo lo posible para impulsar en el mundo islámico sus fuerzas más retrógradas —un pueblo inculto se deja colonizar mejor. Así obró Inglaterra, por ejemplo en Arabia Saudita, en el siglo XIX, apoyando irrestrictamente a los enemigos nativos de la ilustración de su pueblo, la secta de los Wahhabitas, que es de la que procede Bin Laden.
Por otra parte se olvida que el mundo islámico de los tiempos ilustrados estuvo muy por delante de Europa y que muchos de los avances que ésta llevó a cabo al finalizar la edad media fueron posibles sólo gracias a los progresos emprendidos mucho antes por ese Islam ilustrado.


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David S. Landes: Medio oriente y la mayoría de los países musulmanes, desde hace siglos vienen perdiendo territorio continuamente al enfrentarse a regiones económicas de primer orden como los USA y Europa y, en los últimos años también frente a países como China y Asia. ¿Por qué? Con toda seguridad esto tiene que ver con la religión. En todo sitio el Islam se ha mezclado con la política y la economía impidiendo la innovación en estos frentes. Por razones teológicas, crear o inventar han sido puesto de lado pues temen que las innovaciones amenazcan la religión. Hay una sóla exepción: la innovación militar. Sin embargo, la innovación tecnológica y sus monstruosas consecuencias se llevaron a cabo sobre todo en Europa, porque allí había la libertad necesaria para hacerlo.

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Jorge Luis Borges: Dios mueve al jugador, y éste la pieza. ¿Qué Dios detrás de Dios la trama empieza?

9.2.06

La muerte en escena

... pero la de verdad, en serio. Acabo de encontrame con esta noticia en la web de la BBCMundo.com. Mientras la he leído, he recordado a un hombre que la pensó de manera poco habitual, Michel de Montaigne. ¿Qué pensará de esto Jodorowsky? me parece que este hecho cae en su campo, la sicomagia, pues la representación que Halasz tiene prevista para este fin de semana, creo, va más alla de la mera provocación o, en otro sentido, el montaje rutinario de una obra teatral. ¿Deberemos considerarlo como un performance mortal, o un evento artístico en el que vida y arte disuelven sus fronteras y "expresan" lo que cada una por su cuenta no lo podría? Bueno, lo que ello signifique no lo sabemos, apenas lo intuimos y escarbamos sentidos. Copio la noticia a continuación:


Director pondrá su muerte en escena

Un director de teatro húngaro que padece cáncer terminal se exhibirá durante una semana en un féretro para experimentar su propio funeral.
Peter Halasz, quien también es actor y escritor, se encuentra en las últimas etapas de un cáncer de hígado y a finales de esta semana aparecerá en un cajón abierto en un museo de arte de la capital húngara, Budapest.
"Tengo curiosidad por saber cómo se ve un funeral desde el otro lado", dijo Halasz a la BBC.
"Quiero ver a mis amigos, escuchar sus tributos y su último adiós".
"El evento por sí mismo es muy simple, pero creo que las reacciones serán interesantes, porque pocas veces la gente se enfrenta a esta situación", explicó el director.
Como Drácula
Halasz es uno de los directores más reconocidos del teatro húngaro aunque la mayoría de su carrera artística, que comenzó en los años 60, transcurrió en los Estados Unidos, país en el que se exilió hasta finales de la Guerra Fría.
Con respecto a su funeral escénico, Halasz dijo a la BBC que imagina una gran cantidad de asistentes por dos razones: "Tengo muchos conocidos, pero la razón principal es que la gente es curiosa".
"Será algo así como el regreso de Drácula", opinó el director, pero advirtió a los espectadores que no esperen más acción de la que está planteada originalmente.
Lo que sí anticipó es que ésta será su última aparición en un escenario.
"Después, en un par de días o de semanas, partiré".

Un abrazo ecuatoriano-mexicano

Por mero equilibrio es necesario contraponer pesos – para no dar un mal paso. Las relaciones diplomáticas de Ecuador y México están rotas de...