21.1.08

Robert Indiana



Un comentario publicado en el Frankfurter Allgemeine Zeitung el pasado septiembre, ilustrado con una foto inconfundible de su legendario número 6, me trajo a mientes su fantasma y el recuerdo de algunas de sus obras ojeadas en revistas y catálogos por el camino. Hasta antes de leer ese comentario, por la premura de empeños otros, las veces anteriores había relegado mi interés por esos trabajos para un día futuro que, como suele suceder con las lecturas pendientes, me llegó el rato menos pensado, justamente con esa nota de prensa aparecida en el FAZ que leí con gusto y desempolvó mi entusiasmo extraviado.

El motivo que provocaron esas palabras del periódico era obvio: una exposición de la obra de Indiana en el Museum Kurhaus Kleve, ubicado en esta ciudad alemana cercana a la frontera holandesa (del 26 de agosto 2007 al 6 de enero de 2008). Una muestra en verdad pequeña —resaltaba la nota—, en todo caso suficiente para alertar la atención de quienes devanan su interés alrededor del Pop Art, y repasan gustosamente esa estación artística modernísima que, por lo que se puede ver e intuir, se resiste a quedarse en los museos como reliquia y gusta dejarse apreciar de cuando en vez por las calles, como si nada, como seña o señuelo, refiriendo a capricho y autorefiriéndose sin pena, copiando, haciendo guiños, reproduciendo a mansalva y reproduciéndose sin vergüenza alguna por desportillar el aura de "la obra de arte" como lo hicieran en los sesentas y setentas sus creadores, con las referencias y los alegres planteamientos de entonces, o lo hacen hoy, con las referencias de esos años y de hoy, conectados a su lógica pero con instrumentos más fríos y escurridizos, más veloces y precisos, pulsos más jóvenes.

No sabía el septiembre pasado que era ese el inicio de una temporada cuyo centro iba a ser la obra de Robert Indiana. Desde el 20 de noviembre pasado esta abierta en Zúrich, en la Galerie Gmurzynka, una retrospectiva de sus trabajos (que prolonga esta misma galería en sus sucursales de Zug y St. Moritz), y desde este mismo día, una paleta de trabajos mucho más numerosos, pueden visitarlos el público, hasta el 20 de mayo 2008, en el Museum Wiesbaden, en Hessen, Alemania.

¿Qué me gusta de Indiana? su visión de las palabras en colores, la condensación de unas pocas en imágenes felices que se reproducen y copian sin perder valor y han terminado convirtiéndose en símbolos. Mucho dicen de la historia norteamericana del último medio siglo, pero, por esa fuerza condensatoria atrapada en sus motivos, dice más a quienes entablan diálogo con ese arte y escudriñan en las fuentes de su expresividad.

LOVE (pero también AMOR o su equivalente en chino mandarín) es una de sus palabras más reproducidas: desplegada sobre el lienzo o el papel, trenzada por dos o tres colores, o dispuesta como escultura en volúmenes y tamaños varios se dejan ver o leer en muchísimos sitios del planeta. Entre los muchos caminos que ha tomado el vocablo de cuatro letras (Bodoni Fond para cartel, según mis indagaciones) en su camino reproductivo es el de haber sido usada como símbolo por los movimientos pacifistas de los años sesenta, como estapilla de correos norteamericana o símbolo reciente de la Skateboard culture.

Desde el pasado noviembre me la encuentro a menudo, en al menos dos de sus formas: con luces, tras una ventana, alumbrando la noche temprana de quienes tomamos el tranvía en la Parade Platz, que es dónde está ubicada la galeria que exibe su obra; o, a doscientos metros de allí, en los jardines del Hotel Baur au Lac, donde se deja ver explendorosa como una fresca manzana, desde la calle que recorre el tranvía No. 5 que uso con frecuencia o la vereda que camino cuando prefiero ir a pie por el borde de la avenida paralela a esos jardines.

Pero en casa me ha servido de inspiración: desde la noche de Navidad, imbuido por su sencillez, empecé a pintarla y la ando regalando en versiones diminutas a mis amigos y parientes. Alejado de las lecturas gratas por otras igualmente interesantes pero nada literarias, resintiose mi tiempo libre y me abandonaron las ganas de escribir. La grave pabrita me salió al paso, para pintarla primero, y hoy, al menos de paso, para comentarla y exorcizar mi mutismo.

Esta tarde visité finalmente la Galerie Gmurzyska de Zúrich y me quedé allí largo tiempo mirando los trabajos de Indiana, los de los sesenta y los más recientes, que parten de los caracteres chinos o motivos propios de la cultura asiática (ya en los 60s Indiana hablaba de un Pop Art Asiático). Fui el único visitante en la galería ubicada en el centro financiero zuriqués. Repasando el catálogo doy con una foto del artista, anciano, irreconocible al compararlo con las imágenes que lo muestran en su apogeo. Sé que el artista asistió a la inaguración de la muestra (como también lo hicieran Michelle Pfeiffer y David Carradine, a quien la prensa local hizo una simpática entrevista, acompañada de una foto en la que el hombre apenas dejaba ver la energía que sus palabras mostraban; la impresión que me provocó es igual a que la que Indiana me da mientras contemplo una foto suya reciente tomada en su estudio de Maine) y que ello fue un acto de excepción, pues el artista no había regresado a Europa desde hace algunas décadas.

Bien por las obras escritas o pintadas que, impregnadas de intemporalidad y maneras caprichosas singulares, nos permiten a los viajeros del tiempo, a los que llegamos luego, que las contemplemos y contrastemos con lo que fluye y pasa sin cesar, para salvar, al menos mentalmente, lo que vale la pena retener, para señalar el camino y fijar puntos de orientación, siempre perentorios pero de todas formas referentes (si ello además se vende y pone en movimiento cantidades nada despreciables de dinero, energía y conocimientos, pues bien, sea en buena hora).

Robert Clarc, que es el nombre con el que Indiana fue bautizado al nacer el 13 de septiembre de 1928, en New Castle, Indiana, vive en la isla de Minalhaven, en Maine, y goza de buena salud. No lo ha dicho ello su médico, nos lo confirma sus coloridos vocablos, cifras y signos caligráficos chinos recientes.


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Wikipedia sobre Robert Indiana

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