27.5.07

Profanaciones

1 De palabra

Procuro no perderme nunca las opiniones que semana a semana Javier Marías vierte en sus artículos de El País Dominical. Tienen éstos un elemento especial y grato que sus libros, por su naturaleza misma, no pueden mostrar, o si lo hacen queda siempre en el trasfondo, flotando en el aire que respiran los personajes de sus narraciones, dando vida pero invisible.

En sus artículos dominicales —como hace unos años en los mensuales de Letras Libres— el autor Marías es una persona que va a pie por los días, se cabrea, sonríe, toma el bus, el metro, aborda un avión, sale del cine, va al quiosco a comprar tabacos y se pierde por una calle del centro de Madrid, por una calle de cualquier sitio conversando con un amigo, a lo mejor contándole eso que nos cuenta a sus lectores luego, domingo a domingo, como si fueramos ese mismo amigo con el que se aleja calle arriba.

En su prosa semanal, en la que, en varios niveles y sentidos valdrá decir, contemporaniza la necesidad de equilibrio, pocas veces falta la ira, ese elemento temperamental que, cuando se lo percibe en un texto, parecería provenir de un desacuerdo razonado y quizá sólo por ello la encontramos incluso saludable, a punto en el caso del autor madrileño que nunca deja de mostrarla y siempre la tiene a raya como a un doberman obediente.

Como les sucederá a muchos de los lectores del escritor Marías, no coinciden siempre con mis apreciaciones las que él hace sobre algunos temas; sin embargo, nunca deja de serme aleccionadora la manera cómo él presenta sus alegatos y el cuidado con el que los aborda. No me dejan jamás impavido sus textos jaspeados con referencias eruditas —que parecen no serlas— y sus observaciones inteligentes —que jamás presumen como tales—. Por lo que he podido comprobar el autor Marías de los domingos disiente en no pocas cosas con su prójimo. Y nunca deja de dar razones para ello. Cuando cierra un artículo el lector sabe que la idea que lo motivó no se olvida y queda abierta como una puerta. El autor se ha marchado pero por si quisieramos contradecirlo, con razón o sin ella, sabemos sus lectores que podemos entornar esa puerta, pasar a su laboratorio y conversar.

Cuando opina de política local o mundial, tengo la impresión que esos miligramos de bilis que segrega su vescícula doblaran su dosis. Las palabras se tensan entonces más de lo normal y los adjetivos, quizá porque el terreno que pisan es muy peligroso, se hacen con un brillo y efectividad que obligan al lector a contrastarlas y pensarlas de nuevo. No hay condesendencia en sus artículos, hay disidencia, un desacuerdo casi continuo con las cosas que conforman y nombran el mundo, con las personas que nos representan y deciden en nombre de cada uno de nosotros. Hay en sus palabras un no estar de acuerdo constante. Y algo que mucho le honra y valoro por demás, continuo respeto, respeto constante.

2 De palabra y hecho

Cualidad primera es el respeto en quien ejerce la palabra escrita, de principio en quien ejerce el poder, en quien merece ejercerlo en nombre de los demás. Esta cualidad de principio es la que los ecuatorianos, con más pena que rabia, hemos echado en falta hace poco en nuestro presidente. El pasado sábado 19 de mayo, el Econ. Rafael Correa, presidente de los ecuatorianos, ofendió en palabra y acción a dos periodistas que en diálogo público discreparón con sus puntos de vista. "Saquen a este hombre de aquí", según la prensa, fueron las palabras que dirigió a sus policías señalando al periodista Emilio Palacio. A mucha honra Carlos Jijón, periodista de diario Hoy —ejerce la defensoría del lector—, en solidaridad con su colega, abandonó también la sala en la que estaban reunidos.

En los pocos meses que lleva el Econ. Correa en el cargo de presidente ha implementado y llevado adelante una política que provoca discusión en algunos de sus puntos pero que la mayoría de los ecuatorianos hemos reconocido como necesaria y en todo caso guíada por un afan de justicia, ya casi extraviado en los políticos de nuestros lares.

Con los artículos que Emilio Palacio publica en El Universo, me sucede algo similar a lo que me pasa con los que suscribe su colega Javier Marías en El País: intento no perdérmelos nunca. En la claridad de su escritura, dispuesta desde una perpectiva parabólica, donde lo local y lo universal toman sentido con la actualidad y la historia universal, hay un elemento moral constante que jamás troca en moralina. La exaustiva documentación que los ampara los preserva de esos precipicios. Mucha injusticia hay en nuestra sociedad; denunciarla con altura es oficio sino peligroso sí bastante molesto y en todo caso jamás rentable. Hace falta tener mucho valor para escribir como lo hace el periodista guayaquileño, con respeto siempre pero sin conceder ni un milimetro a la injusticia, el abuso y la irregularidad. La fineza de su estilo es comparable sólo con su firmeza.

No sé si hasta esta fecha el Econ. Correa ha pedido una disculpa pública por su comportamiento. Si este percance hubiese sucedido en su hogar, como persona racional que es, me lo puedo imaginar pidiendo disculpas a su esposa y a sus hijos. Si fuese el presidente de una empresa privada, dando una explicación por lo menos al directorio. Sabemos todos que fue docente en la Universida San Francisco ¿habrá sido intolerante con sus alumnos, con esos jóvenes hijos de familias adineradas? ¿Cómo habría sido su comportamiento si hubiese sido profesor de la Universidad Central? Salvo a la imaginación, no importan las respuestas posibles a estas preguntas. Para la realidad de los días, sin embargo, me viene a mente una que es ciertamente incómoda ¿Qué estarán pensando sobre el presidente Correa los funcionarios honestos —que los hay— que trabajan para su gobierno? ¿No corre el riesgo el presidente Correa de perder la confianza de esas personas de estima, muy necesarias si quiere llevar adelante un gobierno honesto?

3 De frases sabias

Esta semana ha topado el humor del autor madrileño algo que a todos nos incumbre: los lugares comunes; y en ese territorio, algo que se cuida de parecerlo, los lugares comunes distinguidos. El arte de la cita anda por los suelos, parecería decir el madrileño. Esto me ha recordado la lectura hecha hace un par de años de un manojo de textos escritos sobre el tema por Gabriel Zaid. No han perdido valor ni actualidad esas reflexiones del maestro mexicano. Pueden comprobarlo ustedes mismos
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O que yo pueda asesinar un ..., de Javier Marías
Tristeza real, de Emilio Palacio

Y del maestro Gabriel Zaid
Citas exóticas,
Citas abusivas I,
Citas abusivas II,
Citas acumulables,
Citas y aforismos
Citas y aforismos,

20.5.07

Madrid: Zurich-Viena-Quito


Planeamos con Mujer pasar unos días en Viena. Ello no nos ha sido posible, una indisposición cambió nuestros planes. Teníamos previsto encontrarnos en esta ciudad con Edwin Madrid, que desde el pasado martes ha leído y charlado en el marco del IV. Festival Lateinamerikanischer Poesie. Ni modo, el desencuentro se ha dado.

Zurich, un año atrás

Fue el pasado verano que Madrid vino a leer en Zurich — del 25 de junio al 9 de julio de 2006. Entonces estuvo invitado por el Departamento de Español del Seminario de Lenguas Románicas de la Universidad de Zurich. Por dos asuntos: primero, para impartir la conferencia “Poesía escrita en la línea imaginaria del Ecuador”, en el Coloquio de Letras Hispánas que dicta Itzíar López Guil; luego, para leer en las jornadas académicas que en los días 30 de junio y 1 de julio, en homenaje a los 60 años de Martín Lienhard, profesor de Literaturas Sudamericanas —castellana y portuguesa—, tuvieron lugar en esos dos días.

A mí me resultó muy grato compartir entonces la conversación con el amigo como en los viejos tiempos, y en su compañía, en los días huecos, pasear por algunas ciudades y calles con carga simbólica suficiente para activar el fetichismo literario y darnos la posibilidad de recordar caminos abiertos por la lectura (las tumbas de Joyce y Canetti en Zürich, la de Borges en Ginebra; rememorar a los fantasmas de Nietzsche y Erasmo en las calles de Basilea fueron un motivo).

De esa visita de Madrid a Helvetia queda una referencia que habrá que tomar en cuenta: La mirada postmoderna de Edwin Madrid: poesía y mujer en Mordiendo el frío, un sesudo ensayo de la profesora Itzíar López Guil que, por lo que tengo entendido, hasta el momento está publicado sólo en “De márgenes y silencios”, la memoria del coloquio en honor a Martín Lienhard. No estaría nada mal que alguna revista académica ecuatoriana reprodujera ese trabajo — pensado en otro contexto, con atisbos y acotaciones que enriquecerían la crítica, al menos la que se dedica a la obra de este autor.

Viena, de festival

De la agenda que el poeta ecuatoriano ha debido seguir esta semana en Viena, me llamó la atención una lectura, la que se llevó a cabo el pasado miércoles en el Instituto de Lenguas Romances de la Universidad. Fueron dos los poeta que debieron leer, que leyeron esa tarde —me lo confirma al teléfono— en esa institución: Madrid y la poeta austriaca Friederike Mayröcker, un clásico vivo en lengua alemana.

Esta poeta forma parte de ese distinguido grupo que Marcel Reich-Ranicki distingue como “Damas de la poesía” en su libro “Frauen dichten anders” y está conformado por Ingeborg Bachmann, Annette von Droste Hülshoff, Ricarda Huch, Else Lasker- Schüler, Nelly Sachs, Elisabeth Langgässer, Marie Luise Kaschnitz, Isle Aichinger und Sarah Kirsch.

He intentado hace un momento contactar a Madrid por teléfono. Me responden del otro lado: no, no está en casa, esta tarde es de asueto para el poeta y pasea en compañia de un compatriota por las calles vienesas — con el buen clima que hace, supongo que bebiendo cerveza. Sí, ya convesaremos, ya me pondrá el autor al tanto de este interesante Festival de Poesía que tiene por objeto dar a conocer en lengua alemana la poesía que se escribe en Latinoamérica; y allá, la que se escribe en la lengua de Thomas Berhard y Mayröcker pero que de momento, por la baja económica que envuelve al menos a dos centros importantes de tradución, de tránsito entre estas dos lenguas, como son Ciudad de México y Buenos Aires, apenas nos damos por enterados .
(En la foto Edwin Madrid en Ginebra, al pie de la casa donde falleció Jorge Luis Borges el 14 de junio de 1986)

P.S. No acostumbro colgar poesía en este medio, sin embargo, hay siempre la excepción que rompe la regla.

Friederike Mayröcker

¿Que necesitas?

¿Que necesitas? Un árbol una casa para
comparar que larga que corta la vida como humano
que grande que pequeña cuando alzas tu mirada hacía la corona
te pierdes en la belleza verde, abundante
que grande que pequeña piensas que corta
es tu vida cuando la comparas con la vida de los árboles
necesitas un árbol, necesitas una casa
ninguno para ti solo sólo una esquina un techo
para sentar para pensar para dormir para soñar
para escribir para callar para ver el amigo
las estrellas el pasto la flor el cielo.

Trad.: Herwig Weber

La palabra contra los depredadores

En el último congreso del Pen Club, el escritor israelí David Grossman ley un texto que lleva el título que da pie a esta entrada. En él, habla del poder de la escritura para liberar a los autores y a la sociedad del congelamiento y la arbitrariedad que impiden entender el propio pensamiento. Siempre nos es bien venido el pensamiento de este escritor. El texto entero lo publica Diario La Nación de Argentina, en su edición de este día, aquí.

8.5.07

Thomas Pynchon: 70 vueltas


Los Feuilletons de tres periódicos de lengua alemana no dejan escapar el día. Cada uno de ellos trae un artículo que celebra a Thomas Pynchon en su septuagésimo aniversario. Y cada uno nos da una versión del autor cuyo rostro nadie ha visto en público desde hace décadas, quizá desde 1963, año en el apareciera su primera novela, "V".

El señor del laberinto, es el título del artículo de Angela Schader en el NZZ de Zúrich. El medidor enmascarado, el de Dietmar Dath en el FAZ de Frankfurt; TP, el Schakespeare de la cultura pop, el de Wienland Freund en Die Zeit de Berlín. ¿Por dónde acercarse a un escritor cuya obra sus pares contemporáneos no dejan de celebrar y recomendar — e indagarse sobre la personalidad de su autor? Con hipótesis ciertamente, con notas y notitas que se arriesgan sobre su vida pero nada definen. Si embargo, algo se sabe.

Por ejemplo que nació en Long Island, New York, hace 70 años; que estudió primero física y luego literatura en la Universidad de Cornell, donde fue alumno de Wladimir Navokov, quien por cierto nunca pudo recordar a tan ilustre alumno (no así su esposa, que mantenía el recuerdo de la letra bastate partícular del alumno de su esposo).

Pero como en este campo todo es suposición, muestro unas pocas hechas ya hace algún tiempo. Dispongo a continuación los enlaces que nos presenta elocuentemente al escritor norteamericano.

(Arriba, fotograma de un legendario episodio de Los Simpsons, en el que, como en la realidad, el rostro del autor permanece oculto - no así su voz: es la del propio Pynchon, la que se escucha en ese episodio.)

Hacer Historia, Rodrigo Fresan sobreTP
Recuerdos de lecturas de Pynchon
El camino hacia '1984', un ensayo de T. Pynchon
Comentario a la novela El arco iris de gravedad

6.5.07

El Ecuador en dos muestras

No es usual leer en la prensa española (o la de los otros países a la que suelo echarle un vistazo) noticias en las que el nombre de Ecuador esté acompañado de implicaciones culturales. Lo corriente es encontrarnos, en el caso de España, con reportes y análisis que abordan los conflictos generados por la nutrida inmigración ecuatoriana allí asentada; o, veta más rica, sobre el caprichoso discurrir político de esa sociedad andina, compuesto por no pocos abruptos que parecerían copiar al detalle el pérfil de la cordillera que atraviesa al país.

Por ello me ha llamado la atención enterarme por la prensa de dos eventos que implican al país andino en términos estrictamente culturales y, supongo, hará mucho bien dedicarles la atención del caso, pues dan cuenta de aspectos que por lo general casi nadie intuye y, peor aún, se da tiempo para ubicarlos, leerlos, situarlos donde deben. Se trata de dos exposiciones que se exiben en estos días en Madrid.

La una, Ecuador. Tradición y modernidad, muestra cuidada por Víctor Mínguez, que —por lo que leo— se remonta en su propuesta a los antepasados más remotos del enclave geográfico llamado hoy Ecuador; es decir, a la Cultura Valdivia (3800-1500 a.C), observa también los períodos indígena y virreinal y se detiene con muchas más razones en los siglos XIX y XX. El arte colonial y el del XIX son para el Ecuador muy referenciales. La Escuela Quiteña, esa particular manera que los artistas de entonces, indígenas anónimos los más, desarrollaron en sus representaciones religiosas, no reposa como mera referencia en las iglesias y museos de la ciudad sino que invitan a sus observadores a ser reinterpretadas.


La otra muestra, que es de arte contemporáneo y presenta a varios artistas de Sudamerica, en la que participan algunos ecuatorianos, está curateada por Rodolfo Kronfle. Lo que las imágenes quieren-Vídeo desde Hispanoamérica, que es cómo se llama esta muestra tiene una veintena de vídeos que pueden contemplarse en el Museo de Colecciones ICO (Zorrilla, 3) en Madrid hasta el 20 de mayo. La muestra recorre cuatro unidades temáticas: ¡Ciudad, cámara, acción!, Mano a mano con la Historia, Espacios de conciencia y Eres lo que recuerdas.


Comentario sobre esta muestra en El Cultural.
Propuesta teórica y fotos de algunas obras en Río revuelto
Arte contemporaneo en el Ecuador, ensayo de R. Kronfle

Citas: rondando esquinas

La primera tarea de un escritor no es tener opiniones, sino decir la verdad... Y negarse a ser cómplice de mentiras e información errónea. La literatura es la casa del matiz y de la indocilidad a las voces de la simplificación. La tarea del escritor es que sea más difícil creer a los saqueadores mentales. La tarea del escritor es hacernos ver el mundo tal cual, lleno de muchas reivindicaciones diferentes y papeles y vivencias.

Lo dice Susan Sontag. Y lo sigue diciendo en un conjunto de observaciones sobre el oficio publicadas (aquí) a propósito de la aparición en español de su libro La conciencia de las palabras.
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Siempre siento el deseo de ver las cosas tal y como son antes de que yo las vea. Deben ser muy hermosas y tranquilas. Así deben ser, porque oigo a la gente hablar así de ellas.

No había leído este fragmento sino hasta ayer. Sé ahora que viene en el libro Conversación con el suplicante, de Franz Kafka. La cita nos la procura un comentario de Ángeles Molina a los dos tomos de Estudios de arte contemporaneo, I y II, de Valeriano Bozal, publicados a finales de 2006.
(Un ensayo de Valeriano Bozal: representación de la violencia y el mal en la cultura y el arte contemporáneo)

Un abrazo ecuatoriano-mexicano

Por mero equilibrio es necesario contraponer pesos – para no dar un mal paso. Las relaciones diplomáticas de Ecuador y México están rotas de...