31.12.05

Vuelta de hoja

Afuera hace un clima de “a perro” (ayer cayó un nevada de ensueño y fue el día más frío del año, algunas regiones no muy lejanas de Zürich registraron 15°ó 20° grados bajo cero). Ahora, mientras cometo estas letras, con la noche sobre los relojes —escapado por unos momentos del grupo—, en alegre espera, aguardamos con mi multiplicada familia la hora en la que chocaremos copas y confundiremos abrazos. Por las calles campea la expectante noche —a causa de la nieve que todo lo cobija, la obscuridad tiene esta vez un resplandor de una belleza poco frecuente —dispuesta a la vera del tiempo, a la espera de alguien capaz de obviar su frío.

No he querido dejar este día sin escribir, al menos como símbolo, una notita que de cuenta del año que fenece. Los temas que me han acompañado hasta ahora ponen en movimiento sus órbitas y apenas me dejan posibilad para discriminarlos entre sí: hay libros que he leído, libros que quise leer y no pude; personas, films, tramas, weblogs, muestras, instalaciones, creaciones que me han posibilitado fijar, fundir y confundir, mi atención con la de otras personas en una serie de imágenes, ideas, puntos, contrapuntos o corrientes. Como pretextos, esos envites varios —como le sucederá a cada uno— podrían desarrollarse, ... a lo mejor se desarrollan, pero, desde luego, en otro momento.

Hoy sólo tres cosas:

1) Una lectura cometida en septiembre sobre la que volveré en 2006: El chulla Romero y Flores, de Jorge Icaza. Noto que en varias de las novelas leídas a lo largo de los últimos cuatro o cinco años, a pesar del vivo interés que me acompañó mientras surcaba sus páginas, pasado un tiempo, sus recuerdos cristalizan en mí más como información que como experiencia —formal, textual, energizante y mítica, que es a lo que más se me acerca este tráfico con las narraciones—. Con la novela del quiteño, sin embargo, quizá por su(s) personaje(s) y el tema, el paisaje y los sitios que la novela recrea, o la lengua pringada de esa patina que los no ecuatorianos, entendiéndola, a duras penas podran degustarla, volví a experimentar esa crispación de lector que, sin reparar en ella, había echado en falta (¿sabían que en el Ecuador los niños no juegan a los vaqueros sino "a los chullitas"?).

2) Me esforcé hasta hace unas horas para concluir la lectura de una novela que, como me sucedió con la de Icaza, apenas me dio tiempo en los tres días últimos para realizar mis otras cosas: Tokio Blues (en japones y en inglés se llama Norwegian Wood, en alemán Naoko’s Lächeln), de Haruki Murakami (1949), que de a poco ha empezado a despertar la atención de los lectorers hispano-americanos (es él en las otras lenguas una entidad comparable sólo a la que en la nuestra representan Martin Amis, McEwan, Kundera, Philiph Roth, Lobo Antunes, Tabuchi, Boyle, Houellebecq y otros tantos de primera fila en el ahora mismo). Es la sexta novela de Murakami que leo y, de estas, con la que más me he sentido compenetrado (otra vez la historia, los personajes, la develación y propuesta de maneras). Tenemos que volver sobre su pista pero ello será sólo posible al virar la página.

3) Algo muy importante: a cada uno de ustedes les hago llegar un abrazo de buen año ¡Que tengan un magnifico 2006!

P.S. La edición de este día de Pagina 12 trae una lista de relecturas recomendadas. Seis autores nos suguieren títulos que re-leyeron en este año y consideran entrañables. Hemos tomado de esa lista el texto de Juan Forn y seguido la pista a su recomendado, un autor ruso del que hasta ahora mismo, nada sabía. El texto no es largo —los enlaces requeridos quedan activados:

El alma rusa

Juan Forn

Boris Pilniak había sido uno de los jóvenes dorados de la literatura rusa desde la aparición, en 1922, de El año desnudo, una novela que relataba con extraordinaria vividez y modernidad de recursos el efecto de la Revolución de Octubre en una ciudad de la estepa, durante los doce meses inaugurales del bolchevismo. Como Babel, como Maiacovski, Pilniak habría de sufrir durante los años siguientes el derrumbe de sus sueños, con el advenimiento de Stalin, hasta que fue a dar con sus huesos en la Lubjanka, donde fue ejecutado en algún momento entre 1931 y 1940. El comienzo de su caída en desgracia había tenido lugar en 1926 cuando publicó, a la vuelta de un viaje por Japón, un testimonio que no condecía con la línea del partido en cuanto a las relaciones ruso-niponas. Aun así, en 1929 dio a imprenta el más perfecto de sus libros, Caoba, un conjunto de cinco relatos que le ganó instantáneamente la prohibición de publicar, a causa de su “desviacionismo ideológico”. El primero de esos relatos insistía en el tema ruso-japonés con un atrevimiento sólo comparable a su destreza estilística. Se titula “Un cuento sobre cómo se escriben los cuentos” y, a la manera de las muñecas rusas, contiene una historia dentro de otra dentro de otra más, la última de las cuales anticipa en forma inequívoca el fin que Pilniak sabía que le esperaba.
En el consulado soviético de una ciudad portuaria japonesa, Pilniak descubre el legajo de una ciudadana rusa que pide la repatriación. Sofia Vassilievna, la dama en cuestión, conoció a un oficial japonés que revistaba en el ejército de ocupación nipón repelido por las fuerzas bolcheviques en el año ‘20. Antes de la retirada, y aun sabiendo de la prohibición de casarse con extranjeras, el oficial (amante de la literatura rusa) le pide a Sofia que se reúna con él en Japón y le deja dinero para costear el viaje. Sofia llega, es interrogada por las autoridades hasta que confiesa el nombre de su prometido. Tagaki es expulsado del ejército y desterrado a su aldea natal, donde debe esperar dos años hasta poder unirse con Sofia. Los amantes soportan la prueba y logran por fin su anhelo. Viven en feliz soledad hasta que comienzan a visitarlos periodistas y fotógrafos: Tagaki ha publicado una novela con enorme éxito y la prensa quiere retratar al autor junto a su esposa rusa, ambos en kimono de fiesta, contra el paisaje de fondo que contribuyó a su felicidad. Tagaki ama en Sofia a la literatura rusa, como si la encarnara en estado bruto. Sofia es como una Bovary que no ha leído siquiera un folletín. Las jornadas de felicidad se suceden hasta el día en que Sofia descubre que el libro de su marido la ha retratado en la más desnuda de las intimidades. Sin decir palabra, procede entonces a abandonarlo, marcha hasta el consulado soviético más cercano y pide ser repatriada a Vladivostok.
Pilniak describe todas las atrocidades históricas entre rusos y japoneses que Sofia y Takashi debieron ignorar para estar juntos, opone a estos hechos la versión del alma rusa que da Tagaki y la versión paralela que da Sofia en el relato autobiográfico que conforma su legajo. Y entonces escribe la más famosa frase de ese cuento y quizá de su obra entera: “Que sean otros quienes juzguen, no yo. Mi trabajo se reduce a meditar sobre las cosas. En particular, cómo pueden convertirse en cuentos”. Fueron, efectivamente, otros quienes juzgaron, condenaron y ejecutaron a Pilniak por su trabajo: el de meditar sobre cómo las cosas pueden convertirse en cuentos.
Todavía pueden conseguirse ejemplares de la única edición de Caoba que publicó Anagrama en 1987. Para quienes no lo consigan, se puede bajar gratuitamente de Internet el texto completo de “Un cuento sobre cómo se escriben los cuentos”. La traducción del relato y del libro completo es del gran Sergio Pitol. Leer la una o la otra es, además de la gloria dedescubrir a Pilniak, una hermosa manera de empezar a conocer a ese escritor secreto hasta ayer nomás y tan merecidamente premiado con el Cervantes hace unas semanas.

23.12.05

Theory's Empire

La edición del The Times Literary Suplement, TLS, del 2 de diciembre, trae entre sus páginas una lista de libros, la de los destacados en 2005, “TLS Books of the year”. Este catálogo anual está redactado por veintinueve colaboradores que, desde los diferentes flancos que cultiva esta publicación —ficción, poesía, crítica política, repaso de obras clásicas y de ciencias, así como la crítica de música, ópera, cine, teatro arte moderno y contemporaneo— nos acercan su elección.

Entre las 29 personalidades encargadas de elaborar este catálogo,hay nombres que conocemos: Nadime Gordimer, por ejemplo, recomienda a sus lectores This I Believe: An A to Z of a life (Bloomsbury), de Carlos Fuentes; Seamus Heaney, nos suguiere The Sea de John Banville y la nueva versión inglesa de 43 Poems de Attila József; Joyce Carol Oates hace por su parte una lista extensa de sus lecturas; contrariamente, Juan Joytisolo nos propone relecturas, las tres que ha hecho en este año: San Peterburgo de Andrey Bely, el Ulises de Joyce, y Alexanderplatz de Alfred Döblin.

Pero esta lista trae también una recomendación que nos interesa, la que hace Brian Vickers, y que es a la que se han referido en esta semana los diarios El Comercio de Quito y El Expreso de Guayaquil, a saber, la del libro Theory's Empire: An anthology of dissent (Columbia University Press), cuyos autores son la señora Daphne Patai and Will Corrall, ecuatoriano, profesor de literaruta latinoamericana en la California State University, en Sacramento.

El libro —se puede revisar aquí su contenido— es una antología de ensayos sobre teoría literaria que ponen en entredicho su propia práctica, o, por lo que se vislumbra, una de las formas como se ejerce la crítica y su estudio. Dice los autores en un artículo publicado hace tiempo atrás, en el que anunciaban entonces la publicación de esta obra: Nuestro principal objetivo es proveer al estudiante y al lector interesado de una herramienta intelectual que los ayude a redimir el estudio de la literatura como una actividad que vale la pena realizar. Al someter la Teoría a una constante crítica, ellos, pensamos, adquirirán un sentido más realista del lugar que ocupa la teoría en el mundo de las empresas intelectuales y creativas.


Algo de geografía editorial: el The Times Literary Suplement, TLS. Empezó a publicarse en 1902. Desde entonces, en sus páginas han aparecido las opiniones, juicios y creaciones de los nombres de primera fila de la literatura en el siglo XX. George Steiner califica a este medio como "único e imprescindible". Para el diario francés Le Monde "no tiene rival alguno". Noam Chomsky lo encuentra "provocativo, estimulante, irritante, informativo".

P.S. La opinión de Brian Vickers sobre el libro de marras pueden leerlo a continuación, haciendo un click en la carpeta de comentarios. Allí lo he puesto en su versión original. Si alguien se ánima a traducirlo, puesto que no es extenso, se lo agradeceré mucho.

Pipilotti en terciopelo

Los diarios de todos los sitios han empezado a publicar sus balances del año. Balances de las actividades humanas que más han dado que hablar, en sentido bueno y malo, a lo largo de 2005. Catálogos con hechos locales, regionales y mundiales que, siguiendo una ley que a cada momento se reescribe, se nos sugieren tomar en cuenta.

Balances, como temas, hay de todo tipo. Me llama la atención uno que trae la página de sociedad de la NZZ Sonntag, de Zürich, del domingo 18: el de los huespedes más deseados en los partys de la sociedad suiza.

(antes la definición de lo que es un buen party, según Ian Schrager, uno de los copropietarios del legendario Estudio 54: una buena fiesta es una mezcla de invitados con talento, belleza, dinero y poder).

La lista divide a estos codiciados invitados en tres categorías: economía, deportes y cultura. Me interesa la categoría última, cultura, compuesta de tres nombres cuya relevancia —como la de los que están en las otras categorías— va más alla de los Alpes Suizos: el primero es el de
Marc Foster (1969), director de cine enclavado en Hollywood que, lamentablemente —pero sólo para los hacedores de fiestas— no asiste casi a ninguna; el segundo, el de Samuel "Sam" Keller (1968), director de la feria de arte contemporaneo más prestigiosa en occidente, la Kunstmesse Art Basel, o Basilea, como diríamos en nuestra lengua (desde hace dos años con nueva sucursal en los USA: Art Basel Miami Beach); y el tercero, el nombre de Pipilotti Rist, artista cuya obra se despliega en video-instalaciones y que, como Marc, a pesar de la buena voluntad de los realizadores de partys, no asiste sino sólo a unos pocos.

El nombre de Pipilotti Rist (1962) desde inicios de la década de los 90 es no sólo notorio sino referencial en los circuitos internacionales de arte contemporaneo. Leyendo la revista dominical de El País, coincidencialmente, encuentro en sus páginas una entrevista a la artista suiza que deja considerarla bien en el entorno hispano. De alguna manera, digamos que por contrapunto, los sentidos que sus trabajos provocan o desatan tienen que ver con mi post anterior. ¿O a lo mejor no? Lo podran decir ustedes. Los enlaces quedan activados.

18.12.05

Duchamp a la calle

Por azarosas espinas el pasado viernes me ví de pronto conversando con un amigo sobre la vida de Marcel Duchamp. Habíamos asistido juntos a una muestra de "eventos artísticos mínimos", a los que caracterizaban la improvisación y la trivialidad de los materiales empleados. Economizo la enumeración de los motivos trenzados con anillos, tarjetas, esferos, billetes de tren, recortes de avisos mortuorios, piedras, corales y más chucherías expuestas bajo divertidas lógicas.

El amigo en marras es un jugador de ajedrés empedernido; bueno, a decir verdad, lo era, puesto que ahora ha conseguido regular su tendencia a imaginar que la vida es apenas una alegoría del tablero y sus piezas y puesto a hacer otras cosas que no sabría decir si en verdad son más interesantes.

Me resultó llamativo caer en cuenta en la naturaleza del viaje que este amigo está realizando: ha colgado el tablero de ajedrés y sus piezas para dedicarse a planear muestras de arte contemporaneo, Zeitgenössische Kunst, justamente lo opuesto a eso que Duchamp realizó hace casi un siglo, dejar de lado el arte y dedicarse por entero al ajedrés.

Pero ese abandonó fue progresivo: primero, hacia 1913, cuando contaba 25 años, tienta emigrar desde la "pintura-pintura" hacia la "pintura-idea". Es de este año su primer ready-made, Rueda de bicicleta, sin embargo, la historia lo recordará más por la, a estás alturas, ya célbre "Fuente", el urinario enviado a la exposición del Salón de los Independientes en Nueva York, en 1917. Hasta 1923 seguirá pintando, pero como vía para alejarse de los pinceles definitivamente y "concentrarse" en la "pintura-idea" que años más tarde, cuando lo deje todo por el tablero, si se quiere, será sólo idea.

Comentaba de estas cosas con mi amigo mientras mirabamos "una idea" hecha con corchos de vino dispuestos sobre un tablero imaginario que remitía al buen Duchamp. Pero esto, que fue apenas una constatación pescada al paso que, entre tantas cosas, al paso muere, he debido sacarla hoy a este tapete. Razón: Página 12 trae dos textos que a ello me remiten. Uno digno de imitación -puesto que nació de ello-, la galería montada en un poste de luz de la Av. Corrientes en Buenos Aires. El otro, un texto escrito por la ex esposa de Duchamp que, en este caso, siguiendo el hilo, deberíamos llamarlo quizá el marido desnudado por su ex-soltera, o algo por el estilo, como podran suponerlo.

He dispuesto los link a los dos textos, sin embargo, me permito colocar aquí el que nos remite al poste de extraña luz.

Pagina 12: Domingo, 18 de Diciembre de 2005

Una galería en un poste de la Av. Corrientes

Juguemos en el poste

Ante la eterna demora en la remodelación de la galería en el Centro Cultural Rojas, su curadora, Eva Grinstein, decidió emular la idea de unos artistas callejeros de Río y montó la galería en el poste de luz en la puerta sobre la Av. Corrientes. Con cinco obras en menos de un año, y el entusiasmo de los artistas por exponer en ese palo que acerca sus obras a los peatones, la Galería del Poste es uno de los espacios más originales y refrescantes del arte argentino.

Por Santiago Rial Ungaro

¿Será el cubo blanco en el que generalmente se instalan las exposiciones el ataúd de eso que conocemos como “el arte”? Por lo pronto, para la joven curadora Eva Grinstein y la artista Lucrecia Urbano, la larga remodelación que se está llevando a cabo en la galería de el Centro Cultural Rojas fue la oportunidad de llevar a cabo una nueva e inusual galería: la Galería del Poste. En su corta vida, este desprendimiento ya llevó a cabo 5 intervenciones que fueron “montadas” en un soporte mínimo e inusual: el poste de luz de la vereda del C. C. Rojas. Ahí, en plena calle Corrientes, expuesto a las miradas (y a los pies) de cualquiera que pase por ahí y rompiendo con el autismo de un circuito artístico que muchas (demasiadas) veces se limita únicamente a los marchands, los críticos y los artistas, los postes fueron cobrando vida. La propuesta de Lucrecia Urbano (responsable de convocar a los artistas) coincidía con la intención de Grinstein. Cuando asumió como coordinadora de artes visuales manifestó por mail su intención de, dadas las circunstancias, exceder los convencionalismos: “Me interesan otros espacios y los pienso como posibles contenedores de proyectos efímeros o permanentes, individuales o colectivos, locales o globales, disparatados o ultra racionales”, manifestó. Lo del poste es lo que se dice una buena idea que puede llegar a mirar otros espacios como potencialmente intervenibles. “En realidad (aclara Lucrecia Urbano), la idea la tomé de unos artistas callejeros de Río de Janeiro que empezaron a usar un poste de alumbrado público como soporte para realizar intervenciones artísticas efímeras.”

Al parecer, la iniciativa se fue extendiendo hacia otras ciudades y llegó a convertirse en una de las experiencias de arte público más interesantes de América latina. A escala local, con sólo 5 intervenciones, la Galería del Poste seguramente figura en el balance entre los proyectos más interesantes del año. Grinstein: “Creo que lo interesante es que la Galería del Poste es experimental y a la vez está en un lugar por el que pasa todo el mundo. El poste se puede ver desde el 60”.

Una de las preocupaciones de las curadoras era justamente lo impredecible de la propuesta: de hecho, por la noche, el poste-galería se queda solito. La ciudad está llena de espacios en los que se hace evidente que hay quienes perciben al vandalismo como forma de arte (pensar en el Instituto de Vandalismo Comparado de Asger Jorn). Sin embargo, la respuesta del público fue ejemplar: la gente se portó muy bien. “El riesgo al no estar destinado a un público especializado era que la gente sintiera que eso era una burla, que era una cámara oculta de Marcelo Tinelli o algo así. Lo bueno fue que ningún artista fue condescendiente con el público: cada uno confió en su lenguaje, hubo una actitud intelectual. Incluso no hubo ningún artista que decorara el poste, que era la opción más simple.”

Otra de las cuestiones era el desafío que implica para un artista usar como soporte un poste de luz. Urbano: “Nadie tiene guardado en su atelier obras para postes. Pero una muestra así le da a un artista cierta visibilidad. Ha habido artistas de carrera impresionante que nos han propuesto hacer algo en el poste. Para un artista, el desafío también es salir del circuito comercial convencional: acá los artistas le “ofrecen” la obra al público. No se puede vender la obra, ni siquiera conservarla, ya que está sujeta a las inclemencias del tiempo”. Otras preocupaciones eran de tipo burocráticas. Grinstein: “Al principio pensamos que, con el síndrome post-Cromañón, íbamos a tener muchas trabas, pero la verdad es que no hubo problema. Siempre se dice que no hay leyes para el espacio público, pero la verdad es que está todo reglamentado: lo único que hay que hacer es pedir la autorización a la persona correspondiente. Lo interesante de esta experiencia es que, a diferencia de lo que pasó en Brasil, acá tenemos un aval institucional. De alguna manera eso potenció el proyecto, ya que los artistas contaron con un presupuesto para trabajar. Está bueno que se haya legitimizado un proyecto altamente experimental. Eso no les quitó libertad a los artistas y a la vez cualquiera puede tomar los postes para hacer lo que quiera. Yo veo que en estos momentos el arte contemporáneo pasa por salir de ese cubo blanco: hay que buscar nuevos espacios, nuevas formas”.

1 - Estacionamiento
Al ser el primero de los postes, éste sirvió para marcar el perímetro de la Galería del Poste: un pequeño rectángulo que rodea el poste que periódicamente hay que volver a pintar por la cantidad de gente que pasa por la “Galería”. La intervención de Mauro Giaconi (1977) se basó en una de sus estrategias creativas preferidas: intervenir sutilmente en la funcionalidad de los objetos cotidianos sugiriendo así realidades diferentes. Aunque quizá lo mejor de todo fue el comentario de un transeúnte que les preguntó: “¿Pudieron enderezar la bicicleta esa?”.

2 - Hipertexto
Mariela Yeregui (1966) fue la única que eligió “vestir” el poste: “Cuando era chica, mi abuela me hacía tejer bolsas con un producto del reciclado de los sachets de leche, para guardar las verduras compradas en la feria. Construir a partir del desecho moderno, refuncionalizar el desecho a partir de la artesanía hogareña. Un gesto creador que se vale de lo desechable en las sociedades modernas para crear nuevos universos y recorridos textuales. El tema del tejido y de las palabras es un topos recurrente dentro de los relatos que aluden al génesis del mundo. El mundo se origina a través de la palabra, en las cosmologías tradicionales, se teje, se entrelaza, crea urdimbres de sentido”, escribió la artista.

3 - Valor de uso
Con cientos de billetes de euros falsos colgando, en esta intervención el poste se convirtió en una especie de altar callejero espontáneo. Interrogándose sobre la posibilidad de lograr la salvación a través de un deseo escrito sobre un euro, Uschi se basó en la vieja costumbre de escribir en los billetes para generar cadenas de deseos. “Cuando vi por primera vez un billete escrito con la cadena de San Cayetano, me llamó mucho la atención esa capacidad de poner un deseo en circulación continua. En esta intervención de la Galería del Poste, todos los billetes van a ser falsos. Lo único auténtico va a ser el deseo, escrito a mano por varios participantes”, escribió para la intervención Uschi Gröppel y fue tal cual: incluso hubo gente que en vez de llevarse los billetes dejaba billetes en el poste...

4 - Este-Oeste-Norte-Sur
Cuando Lorraine Green llegó de Bariloche (donde vive documentando la flora de la estepa patagónica), usó el poste de la galería para ver dónde estaba parada ella misma. Con una vieja brújula le dio al poste un uso tan simple como efectivo: marcó la dirección de los puntos cardinales. Les sirvió a muchos, entre otros a ella misma, para saber cómo escapar de la ciudad y volver de nuevo al sur. En palabras de Lorraine: “Cuando uno llega a la ciudad viniendo de otro lado, donde el horizonte natural es visible y donde se vive pendiente de los horarios del sol y las estaciones, busca instintivamente aquellos indicios que lo ubiquen en el territorio. Ubicar los puntos cardinales en esta ciudad es refrescar la visión del lugar donde estamos parados”. De todas formas, no faltaron los sabelotodos que, sin brújula en mano, protestaron porque el norte quedaba en el sur. Algunos pensaron que el norte estaba torcido a propósito por alguna razón “política”, pero no: un colectivero del 60 se subió al cordón y casi choca contra la galería del poste...

5 - El choclo interactivo
Martín Bonadeo (1975) es doctor en comunicación social y tiene una tesis sobre el sentido del olfato (se puede leer en www.martinbonadeo.com.ar). Su intervención fue poner centenares de choclos (en su mayoría híbridos) con algunas pocas variedades autóctonas ricas en forma y en color. ¿La idea? Averiguar qué criterios estéticos utiliza una paloma que anida en la cornisa de un edificio neoclásico a la hora de alimentarse. En la parte más alta del poste todavía quedan choclos, así que quedan avisados...

11.12.05

Atención a Beckenbauer

De visita por la sección deportiva del Frankfurter Allgemeine Zeitung – FAZ, encuentro en la edición de ayer, sábado 10 de diciembre, una entrevista a Franz Beckenbauer relacionada con la conformación de los grupos por países que disputarán en el torneo mundial de futbol de 2006. Se habla allí de varias cosas —prescindibles para nuestros intereses—. Sin embargo, hay unas líneas que a lo mejor interesan:
........
¿Qué opinión le merece el partido de apertura de la selección alemana contra Costa Rica?

Ellos pueden etar satisfechos, pues ¿quién tiene una vez la oportunidad de jugar ante un público compuesto por millones de espectadores? Esto es para Costa Rica algo bastante especial. Conozco el equipo costaricense que, entre otras cosas, sorprendió en el mundial de 1990 en Italia. En el marco de nuestras visitas a los países miembros de esta Copa del Mundo visitaré Costa Rica la tercera semana de Enero.

¿Cómo valora a los otros contrincantes de la selección alemana?

A Polonia no hay que subsestimar. Ellos han jugado una excelente clasificación en el grupo con Inglaterra y, sin embargo, se clasificaron con mucha seguridad. Ecuador ha sido continuamente el número tres en Sudamérica, detrás de Argentina y Brasil, pero por delante de Paraguay, Colombia y Urguay. Eso hay que tomarlo en cuenta, allí tenemos que tener cuidado.

6.12.05

Carta y nombres

La noche de ayer recibí en mi casilla electrónica un mail del señor Michel Pedrosa: su tema, la enredada polémica provocada por el artículo firmado por el profesor Humberto Robles aparecido en Babelia el 5 de noviembre pasado. Las palabras que él me dirije hacen dos líneas, las del inicio. Dicen:

Estimado señor,

Hace cosa de tres semanas mandé esta carta a la señora M. L. Blanco, responsable de Babelia.
Salud y fraternidad.

Viene luego la carta de una cuartilla. No conozco al señor Michel Pedrosa —hay en la web una referencia literaria suya, la de otra polémica alredeor de Savater, Orwell y Haro Tecglen—. No comparto la hipótesis que él adelanta en la carta sobre “los nombres olvidados”; sin embargo, admito, nos recuerda los de Alfredo Pareja Diezcanseco y Nelson Estupiñan Bass, que ciertamente no fueron nombrados hasta ahora.

He dudado antes de poner la misiva en esta ventana (no quiero hechar más leña al fuego; o mejor, astillada leña a un fuejo que a lo mejor, a estas alturas, es ya fatuo. De todas formas, puesto que mis narices se metieron en este asunto, pongo su contenido a disposición de las personas que suelen aparecerse por acá: a lo mejor se les ocurre comentarla, o alarme de las orejas).
Bueno, ... a la carta!


Estimada señora,

Pensaba que la ridícula actitud que consistía en ignorar en los años sesenta y setenta a Borges por parte de unos intelectuales de izquierda so pretexto que éste era un escritor de derechas, había desaparecido. He vivido unos años en Ecuador donde ocupaba el puesto de Agregado Lingüístico en la Embajada de Francia (soy ciudadano francés) y he tenido a bien y no solamente por cuestiones de trabajo sino por interés personal descubrir la cultura ecuatoriana. De allí, que me ha parecido monstruoso e indigno el artículo firmado por Humberto Robles en Babelia del 5/11. Más bien pienso que ese encargo por parte de “El País” se lo dio a un amigo ecuatoriano para que este lo escribiera. Y así se llegó a esta atroz injusticia. Un texto donde se menciona unos autores representativos de la literatura ecuatoriana y de sus obras y donde se olvidan (?) a otros que gusten o no gusten al autor del artículo, existieron o existen.

Que Pablo Palacio sea solo mencionado como si fuese uno màs, cuando constituye frente a los autores socio-realistas e indigenistas, cuyas novelas son de lectura algo monótona, uno de los iniciadores de vanguardia en América hispánica por su aporte original en las estructuras y contenidos narrativos.
-que no se mencione a Alfredo Pareja Diezcanseco,
-que no se mencione a Gonzalo Zaldumbide,
-que no se mencione la existencia de una literatura de la negritud y que sólo aparezca dos de sus representantes Adalberto Ortiz y Castaño Escobar, y no Estupiñán Bass,
- que no se mencione a Javier Vásconez, cuyo aporte a la literatura es tan importante como lo fue en mi opinión el de Benet, además este autor ha publicado cuatro libros en Alfaguara, dos en Punto de Lectura, varios en editoriales ecuatorianas, y dos de sus novelas están a punto de salir, y de quien el mismo “El País” publicó una entrevista intitulada “Los ecuatorianos somos invisibles”, no todos diría yo, el 22/10 del 2002, y varias reseñas, me deja pensar que este artículo es más bien un ajuste de cuentas que una presentación de la literatura ecuatoriana.Usted puede, si lo desea, remediar esta injusticia proponiendo a la crítica Mercedes Mafla o al Profesor Wilfrido Corral, de la Universidad de Davis, o al crítico y escritor Vladimiro Rivas a quienes sólo conozco por sus valiosos escritos sobre Pablo Palacio y a su perfecto conocimiento de la literatura ecuatoriana, para que se encarguen de escribir un artículo en donde fuera de todo ajuste de cuentas y favoritismos, se contemple realmente el aporte de la literatura ecuatoriana a la literatura hispánica.

Michel Pedrosa. Toulouse.

P.S. de V.Vallejo: Desconozco si la carta fue publicada en la sección Cartas al director del diario El País (no ha aparecido en todo caso en las ediciones de los últimos sábados y domingos, que son las únicas que compro). No apereció tampoco en las Babelias últimas, por la sencilla razón que el suplemento no tiene la sección de cartas.

4.12.05

Paco Benavides

Ya casi pasa el día, el día 4. En uno similar pero de 1875, nació en Praga Rainer María Rilke. Cien años después, en 1975, bajo cielo newyorkino, falleció Hanna Arend. Julio Ramón Ribeiro en 1994. En un día como hoy de 1964, nació en San Gabriel, el poeta quiteño Paco Benavides. Habría cumplido hoy 41, pero no. En este día sus amigos apenas podemos recordarlo. Paco falleció el 24 de junio de 2003, en Berna, la capital suiza.

De Joseph Brodsky, el poeta ruso, aprendió el ecuatoriano la costumbre de escribir año a año, en una misma fecha, un poema: el poeta ruso solía hacerlo cada 24 de diciembre —queda de esta costumbre su libro A Christmas Ballade, de 1962—. Paco solía hacerlo cada 4 diciembre.

A inicios de febrero de 1996, encabezado con una dedicatoria, me regaló el siguiente poema, escrito sobre lienzo con su puño y letra. Comparto su lectura con los amigos que lo conocieron; y los que no, a lo mejor, alguna vez se animan a leerlo. El poema no tiene título; sin embargo, podriamos llamarlo:

4 de diciembre de 1995

I

Treinta años y uno más:
otra vuelta de la noria.
Exacta es la cuenta que te llevan.
No quisiera abismarme tanto, tampoco.
Si te mueves, el hielo se triza.
Al menor movimiento, te tragan las arenas.

II

He visto muy poco y me ha sucedido
—si me comparo con Víctor, p. ej.—
casi nada. Paso en casa
mirando arder los fuegos fatuos.

III

Viajar: en cada ciudad busco
lo que en mi ciudad busqué:
caras conocidas.

IV

Con más años piensas más en antes.
Y por la noche no te dejan dormir
esas charlas tan amenas de los espectros.

V

Fue divertida la fiesta, me
enamoré de un cuello
de grulla. Compartí dos palabras,
y eso fue todo. Sin embargo
pasado tiempo, la escena,
la escena es en extremo recurrente.

VI


Quemar las naves:
el espectáculo es insólito:
arde la nada.

Paco Benavides
Berna, 4-XII-95

De bolsillo

La sección Equipaje de bolsillo, de la edición impresa de Babelia del día de ayer, trae una muestra de títulos que acaban de aparecer en edición de bolsillo: Jelinek, Auster, Graves, Bolaño, Muños Molina, Conan Doyle, Torrecilla y Javier Vásconez. Puesto que los comentarios breves que acompañan a estos nombres no están en la red, anoto el dedicado al compatriota.

Intriga ecuatoriana
La sombre del apostador y El viajero de Praga son las dos últimas novelas que ha publicado el ecuatoriano Javier Vásconez y que muestran la vitalidad de la literatura de su país. La intriga y el aroma a novela negra son algunos de los puntos en común de estas dos historias que indagan en el poder del poder y su busqueda. El lector se adentra así en una narrativa directa, aunque un poco cargada de descripciones y gestos. W.M.S.

En la contratapa de este suplemento español viene también un texto de Alberto Manguel, Arqueología del libro, del que he tomado este fracmento:

“... Nuestra edad es de oro sólo en el sentido comercial: nuestras actividades se valoran solamente según su rendimiento económico. Nuestras librerías son supermercados, nuestras editoriales, fábricas que producen objetos con fecha límite de venta. Un verdadero librero hoy es un prodigio, un verdadero editor, un milagrero, ambos pertenecen a especies en peligro que nadie se empeña en proteger. A medida que la mundialización avanza, se crean menos libros y se producen más objetos que imitan al libro, y para quienes fabrican estos "productos de venta" poco importan las consideraciones estéticas, éticas o intelectuales.”

2.12.05

Tres entradas

ESTÉTICA.
Hace décadas que el feísmo, la insolencia, la "desprolijidad" de las prácticas artísticas impiden definirla como ciencia de lo bello. A su vez, los estudios antropológicos y sociológicos de arte obligan a descreer de la estética como una actividad enteramente desinteresada, sin fines morales ni políticos ni mercantiles. Sin embargo, la reducción hecha por una parte de las ciencias sociales y los estudios culturales de lo estético a lo social, a diferencias étnicas o de género, a un tipo de discurso como cualquier otro, ha diluido la pregunta acerca de si las artes y la literatura tienen alguna especificidad.
La crítica sociológica y de los estudios culturales fue útil para deshacernos del idealismo estético. Reconocemos, así, que una parte de los bienes y mensajes artísticos puede ser conocida con los mismos instrumentos que usamos para cualquier otro proceso cultural. Pero ¿qué hacer con el excedente de sentido, la densidad semántica no capturada por esa estrategia culturalista o sociologizante? Algunos autores conjeturan que ese plus estético tiene algo que ver con formas de construir la distinción y la diferencia en las sociedades, y con la posibilidad de pensar críticamente en la sociedad (Bourdieu, Sarlo). Retoman así una corriente de larga duración que ha hablado del arte como lugar de transgresión e innovación, exasperación de los imaginarios sociales e individuales. Un lugar donde, por la atención que se presta a la polisemia, a la densidad simbólica, hay mayores posibilidades que en el vértigo de los medios de nombrar nuestras relaciones más profundas, radicales o complejas con la naturaleza, con la sociedad, con la muerte, esos temas artísticos mayores de todas la épocas. Es un territorio resbaladizo, cargado de riesgos, pero si tomamos en cuenta las críticas al idealismo estético podemos ir construyendo un espacio para pensar estas cuestiones. No es ningun lujo, me parece. Se trata de un campo de análisis e investigación importante para superar las homogeneizaciones fáciles del mercado y construir alternativas políticas desde un pensamiento crítico.


WALKMAN.
Artefacto que se le ocurrió al presidente de Sony, Akio Morita, en 1980, caminando por Nueva York. Suele usarse para acompañar caminatas en pedazos de naturaleza hallables dentro de la aglomeración urbana, para cultivar la soledad en las ciudades, sin dejar de conectarse con la cultura. "El walkman, como la radio de transmisores, la computadora portátil y, sobre todo, la tarjeta de crédito, es un objeto privilegiado del nomadismo contemporáneo...es tanto una máscara como un velo: una sigilosa puesta en escena de artificios teatrales localizados" (Chambers, 1995:75). Todo esto estimula a asociar los walkman con las políticas culturales.

ZAPPING.
Procedimiento poco útil para encontrar variedad en la televisión. Epistemología: procedimiento insuficiente para compatibilizar teorías y autores distintos. Los escasos avances reconocibles para superar el eclecticismo en esta época en que tantos procesos socioculturales desbordan a las disciplinas ocurren cuando los antropólogos se ocupan a la vez de la creatividad y de los cambios macrosociales, los sociólogos políticos de la heterogeneidad, y en general cuando los especialistas dudan de sus campos y se animan a meter las narices donde no estaban acostumbrados a que los llamaran. Pero buscando siempre cómo evitar los riesgos del zapping: la acumulación errática de escenas. Y desarrollando con más complejidad la estrategia del walkman para no privarse del asombro: encontrar una posición, dentro de la multitudinaria sociabilidad, que conduzca a la autonomía, no al autismo.


Estas tres entradas —y otras muy interesantes— constan en Para un diccionario herético de estudios culturales, un estudio que Néstor García Canclini publicó hacia el 2000, en Fractal, una interesantíma revistra trimestral en la que, entre otras sorpresas, he dado con tres texto de Niklas Luhman traducidos por su gran admirador Javier Torres Nafarrete.

Un abrazo ecuatoriano-mexicano

Por mero equilibrio es necesario contraponer pesos – para no dar un mal paso. Las relaciones diplomáticas de Ecuador y México están rotas de...