Con este cambio de estación coincide el feriado de Semana Santa. Acá empezó hace unas horas —trabajamos hasta las cuatro. Mucha gente, los que aún no se fueron por la mañana, saldran de viaje para el sur mañana temprano, en auto, tren o avión. Nosotros nos quedamos en casa, se supone, para poner en orden las cosas pendientes y pastar el tiempo querido con lo que mejor nos gusta hacer a cada uno. No me faltan lecturas postergadas ni deseadas; tampoco ganas de conversar con mis amigos, escribir correos y borronear textos. Sin embargo, estos planes generales con territorios no delimitados han debido esfumarse, de un rato a otro, a consecuencia de la lectura de un artículo de periódico leído por la tarde. No se trata de un escrito recriminatorio, alarmista o cosa por el estilo: sí de una sugerencia gentil, que es también una mini-guía y que, en lo que a mi concierne, me llega en el momento oportuno. Lo firma Rafael Argullol y lo publica El País de España en la edición de este día. Se titula “Un viaje de Semana Santa” y tiene que ver con Dante Alighieri.
Inicia así:
Entre las múltiples propuestas viajeras que se ofrecen por Semana Santa, tan exóticas muchas que parecen agotar toda posibilidad de la imaginación, hay una que nunca se plantea pese a ser la más prodigiosa y económica. Es un viaje que dura tres días -rememoración de otro viaje que también duró tres días- con la particularidad de que no hace falta salir de casa ni sufrir las aglomeraciones tan inevitables en ese periodo. Se lo cuento porque un año yo realicé este viaje del que volví muy satisfecho, lo cual quizá anime a alguno.
Se trata de imitar a Dante, de la única forma en que es posible imitarlo: leyéndolo. ...
La lectura de este escrito me recordó una entrevista que diera Carlos Fuentes hace cosa de cinco años en la que el autor mexicano, hablando de eso que quienes leen literatura suelen ignorar con mucha solvencia, hacía cuenta de los libros imprescindibles que aún no había leído. Uno de ellos, el más importante de esa lista, era La Divina Commedia de Dante Alighieri (imagino con gusto que lo habrá leído finalmente pues, según recuerdo, comentaba en esa entrevista que quería hacer esa lectura, a como de lugar, y en todo caso antes de que se agotase su tiempo terrenal).

Yo tampoco he leído ese libro. Lo he intentado varias veces, de frente y de costado, transversalmente, de la mano de autores que me son caros y dan cuenta a su manera de ese viaje por el Inferno, el Purgatorio y el Paradiso. Recuerdo haber descendido con Virgilio y Dante hasta el quinto círculo del Inferno y luego, insensiblemente, por alguna razón por mi desconocida, vuelto a la superficie y quedado allí, sin peso de conciencia, en compañía de otras gracias y tormentos cuyo trato sentí entonces más acogedores.
He pescado el artículo de Rafel Argullol en el momento oportuno. Como él nos lo cuenta, por recomendación del mismo Dante, el tiempo ideal para acometer la lectura de ese libro es en este tiempo: durante tres días seguidos, a poder ser Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección.
Por si alguien más se anima, vale la pena revisar la guía mínima que nos hace el escritor catalán para este feriado.
__________
1 comentario:
Foi assim que o leste?
Durante três días seguidos, a poder ser Viernes Santo, Sábado Santo y Domingo de Resurrección?
Sexta Feira Santa, Sábado Santo e Domingo de Ressurreição?
Publicar un comentario