3.10.06

Los libros de Francfort y Kunkel

1 La feria

Empieza este día la Frankfurter Buchmesse, la feria que más atención despierta en el mundo (al menos de esa parte del mundo que rinde culto a los libros y no sólo al Libro). Esta celebración anual tiene en esta versión a la India como país invitado de honor, cuyas diferentes literaturas, tejidas en por lo menos 22 lenguas, seran el centro alrededor del cual se desarrollaran en estos días una parte significativa de los eventos programados. En buena hora por los lectores del mundo, pues de seguro que algunos de sus tantos autores se veran luego de esta cita traducidos a lenguas en las que, hasta hace poco a lo mejor no se tenía notica alguna de ellos.

En el entorno en el que vivo, el rumor de la feria empezó a sentirse ya a finales de septiembre; periódicos, suplementos y semanarios empezarón a recordarnos la importancia de este acontecimiento y, como no, a sugerirnos y descubrirnos los nombres de quienes se hablará en estos días de letras, o para ser más exactos, de letras de cambio.

Así lo ha hecho también el semanario alemán Der Spiegel, que en su edición de ayer 2 de octubre, trae un recuento de la agenda a desplegarse en la feria, de la India y sus autores (una entrevista a Kiran Nagarkar) y, de manera especial, su redacción de cultura presenta a los lectores una lista de quince títulos que, según sus códigos de valoración, serían los más importantes de este otoño en esta plataforma del libro que descubre y catapulta nombres, expande títulos por las lenguas del mundo y matiene viva la llama de una tradición erigida a su alrededor.

Para hacernos una idea de ese panorama cuya visión del mundo en los tiempos que corren, son o seran compartidos por un público lector nutrido, distribuido en múltiples lenguas, copio a continuación sus nombres. Todos —salvo uno alemán— son más o menos conocidos en nuestra lengua:

Christoph Ransmayr, Walter Kempowski, Wiglaf Droste/ Nikolaus Heidelbach/ Vincent Klink, David Foenkinos, Benjamin Kunkel, T.C. Boyle, Shobhaa De, Tahar Ben Jelloun, Rick Moody, Robert Harris, Joan Didion, Ali Smith, John Banville, Elisabeth Noelle-Neumann, Ernst Pöppel.

(La lista de nombres viene acompañada en el semanario a las versiones alemanas de los libros últimos que estos autores presentan en Frankfurt. Algunos de ellos aparecieron en su lengua original, o en otras, ya en 2005 o a inicios de este año. Una constatación: este catálogo está compuesta por cuator autores de lengua alemana, dos de francesa y los nueve restantes de inglesa)

2 Un nombre

No habría podido perderme de sus señas de ninguna manera. Desde hace un par de semanas es difícil no leer comentarios en medios escritos diversos que hablen de él, Benjamin Kunkel, y de su opera prima “Indecisión”, a propósito de la presentación en estos días de las versiones alemana y francesa. Aparecida en los USA en 2005, esta novela constituyó en su medio la sorpresa del año —y no sólo por las ventas realizadas. Calificada por el New York Times como uno de los libros más notables de esa temporada, empezó en poco a ser considerada obra de culto por unos cuantos miles de lectores, mayoritariamente jóvenes newyorkinos, que identifican en sus páginas la voz de una generación que finalmente ha logrado ser interpretada. No parece ser este un fenómeno solamente americano; por lo que he podido leer, la obra ha empezado a despertar similar admiración entre los lectores de estos lares. No sé si esta vez también se reproduce un fénomeno vivido hace poco por sus colegas Jonathan Franzen, Jonathan Safran Foer y Dave Eggers, celebrados en su país con unanimidad, y con unanimidad confirmados en otras tradiciones.

Indecisión, aborda la vida de Dwight Wilmerding, un tipo inteligente y desilucionado de 28 años que va por los días dando tumbos, entre un empleo interesante en una firma farmacéutica, antiguos compañeros de universidad y la realidad que suponemos actual, trenzada por mails, desplazamientos mentales, cinismo moderado, vacíos emocionales y altos rendimientos de trabajo sofisticado. Wilmerling padece de una indecisión crónica que sus compañeros de vivienda suguieren tratar con medicamentos (abulinix). Entre tanto inicia a pensar en en voz alta continuamente, como para tratarse a sí mismo. Es en esta colección de pensamientos sonoros estratéjicamente estructurados donde brilla el lenguaje y la visión que nos propone el novelista. Dos son los referentes geográficos por los que se desliza esta trama: Manhatan y la selva ecuatoriana (hay sin embargo un vistazo breve de Quito).

Kunkel leyó en Zürich el pasado lunes 25 de setiembre. Como anunciaron los periodistas que lo habían entrevistado antes de su lectura, es él un tipo de lo más natural, en la palabra, el trato y el vestido —acá en todo caso no iba disfrazado de naturalidad—. Buen conversador, de respuestas paradógicas y rápidas. Me dio gusto saludarlo y decirle que vengo de la tierra por la que su personaje pasea “su desubicación”. Me dio gusto así mismo, a propósito de su interesantísimo ensayo “Ojos bien abiertos” — un texto sobre el terrorismo en las artes hasta antes del 11 de septiembre de 2001 — acercarle una cita de Stockhausen que desconocía sobre el atentado de las torres gemelas: la mayor obra de arte de Lucifer, el ángel caído que encarna la destrucción.

Algo más: Benjamin Kunkel (1974) es el editor de la revista de crítica y cultura n+1, una revista semestral con un tiraje de cinco mil ejemplares, referencial en la escena intelectual de la costa este, en la que aparecen con regularidad sus ensayos. Kunkel publica regularmente en el New York Times, Dissent, The Nation, The New Yorker Review of Books y el The New Yorker.

P.S.
Una entrevista a Paul Virilio a propósito del atentado contra las torres que podría leerse como un contrapunto complementario al ensayo de Kunkel.



3 comentarios:

merdinhas dijo...

Vou transcrever uma parte de um post que fiz em Outubro de 2005, se quiseres podes ler mais detalhadamente lá no "big blog"...o post chama-se Cópias e Coincidências.

...E foi o mesmo Damien Hirst, que afirmou à BBC que os ataques do 11 de Setembro foram obras de arte “visualmente poderosas” e que os seus perpetradores "deviam ser felicitados”. "Tem de se lhes dar crédito, a algum nível", disse ele dos terroristas, "porque eles conseguiram algo que ninguém pensara ser possível”. Mais tarde, iria afastar o rabiosque da proverbial seringa, sublinhando: “I value human life”.
Entretanto, enquanto Hirst elogiava a Al Qaeda, uma artista neozelandesa, Gail Haffern , dizia à “Auckland Art Press” que a destruição do World Trade Center, embora ocupado por pessoas, foi “maravilhosa… porque foi uma ideia nova”. Juntavam-se, assim, ambos, ao músico alemão, Karlheinz , que qualificara os atentados como “a maior obra de arte de sempre” – embora com posteriores explicações....

merdinhas dijo...

O segundo link não etá a abrir....

merdinhas dijo...

Vou ler a entrevista de Virilio.

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