10.5.06

Peter Handke en Pozarevac

Leí en la edición impresa del periódico suizo NZZ (Neue Zürcher Zeitung) del viernes 6 de abril una notita de agencia internacional que aludía a Peter Handke (1942), el prestigioso autor austriaco —admirador reverente de Julio Cortazar.

Dice la nota breve que la obra dramática “El juego de las preguntas o el viaje al país sonoro”(*), que iba a ser representada del 17 de enero al 24 de febrero de 2007, en el Théàtre du Vieux-Colombier (uno de los tres que conforman la Comédie-Française), de París, ha sido retirada del programa. La razón: no le cayó nada bien a Marcel Bozonnet, administrador general del teatro, enterarse, leyendo una nota en el Nouvel Observateur del 6 de abril, que Handke estuvo presente en Pozarevac en el entierro de Slobodan Milosevic, ex presidente de la república Serbia (o dictador, o criminal de guerra, calificativos que suelen también acompañarse a su nombre), el pasado 18 de marzo.

En la edición del sábado del diario español El País viene esta misma noticia, ampliada con los nombres de algunos colegas de Handke que no comparten los temores del administrador del Vieux-Colombier y se solidarizan con el autor ante este acto de “censura a su obra”. Sin embargo ese reporte no deja ver con claridad la posición del escritor austriaco.

Hoy por la mañana he podido leer finalmente la versión fuente de este affaire, publicada en detalle en la edición de Le Monde del jueves 4 de abril (una página entera en la que se aborda este asunto desde tres puntos de vista).

A los hechos referidos arriba, sus antecedentes, los puntos de vista contrastados, se añaden las palabras indiganadas que Elfriede Jelinek, Premio Nobel 2004, dirigiera a este periódico acusando la actitud del señor Bozonnet y solidarizandose con su compatriota, como lo hacen, en una carta reproducida dos páginas atrás en esa misma edición, la señora Anne Weber y cuarenta colegas suyos; y está también lo que aquí me trae, las palabras que Handke pronunciara en el entierro de Milosevic el 18 de marzo pasado, publicadas en la revista alemana Focus el 27 del mes pasado y que el diario español traduce apenas una línea. Dicen:

“No habría querido ser el único escritor aquí, en Pozarevac, habría querido estar a lado de otro escritor, por ejemplo de Harold Pinter. El habría necesitado palabras fuertes; yo requiero palabras débiles. Pero la debilidad, ahora, aquí, será justa. Este es un día para las palabras fuertes pero también para las palabras débiles. (a partir de este punto Handke empieza a hablar en serbo-croata). El mundo, el pretendido mundo dice todo sobre Yugoslavia, sobre Serbia. El mundo, el pretendido mundo dice todo sobre Slobodan Milosevic. El pretendido mundo dice la verdad. Es por ello que el pretendido mundo hoy está ausente, y no solamente ahora, y no solamente aquí. El pretendido mundo no es el mundo. Yo sé que nada sé. No sé la verdad. Pero observo. Entiendo. Siento. Me acuerdo. Pregunto. Es por esto que estoy presente ahora, cerca de la Yugoslavia, de la Serbia de Slobodan Milosevic.”

En su texto publicado en Focus, hace un recuento de las palabras utilizadas por periodistas y políticos al referirse a los serbios y a Milosevic en estos tres lustros, pero especialmente, en el año último. Concluye así:

“ Es (el uso de un) lenguaje semenjante el que mi incitó a pronunciar en Pozarevac este mini-discurso — en primer y en último lugar este lenguaje. (...) No por lealtad a Slobodan Milosevic, sino por lealtad a este otro lenguaje que no es ese de los periodistas, que no es el lenguaje dominante.
(...) El motivo principal de mi viaje fue el de ser testigo. Testigo, no en el sentido de la acusación, ni tampoco en el de la defensa. ¿Es que hoy en día no querer ser el testigo de la acusación significa estar de parte del acusado? “Indudablemente” ¿de conformidad con una de las mejores formulas del lenguaje dominante?”

Quiza valga la pena recordar que la acusación a Handke como pro-serbio inició en 1996, a propósito de la publicación seriada hecha en Süddeutsche Zeitung, de su libro Un viaje de invierno por el Danubio, el Save, el Moravia y el Rina o Justicia para serbia (**). Fue grande entonces la polémica que este libro causara en los círculos intelectuales y mediáticos. El hecho que un artista de la talla de Handke saliese en defensa de los entonces (y también ahora) criminales de guerra serbios causó mucha indignación entre sus lectores, más aún entre sus detractores que terminaron juzgándolo de “terrorista”. Sin embargo, el móbil que empujó al austriaco a meterse en tan complicada situación tenía otras razones, desde luego incómodas para la política, pero necesarias para quienes de verdad quisieran acercarse a una realidad mucho más compleja de la que los lectores apenas podíamos divisar en los reportes de prensa y las imágenes televisivas (bueno, también en los textos de Juan Goytisolo y Susan Sontag).

Hoy no se sabe cómo juzgar la actitud de este escritor cuya obra, como diría la señora Weber “felizmente, no tiene necesidad de defenderse; ella ignora la opinión; ella está allí, rica y calma, vasta y viva”. Por mi parte, identifico en la actitud de este autor una invitación a repensar las cosas de la política con otro lenguaje, a ser mucho más cuidadosos a la hora de enfrentarnos a los hechos duros y difíciles que nos indignan, provocan y sacan de nosotros palabras comprometedoras que luego, a lo mejor, haciendo gala del mejor humanismo, puedan no ser tan humanas en el campo de los hechos.

En una entrevista concedida a Le Monde des Livres la semana pasada, pues acaban de publicarse en francés sus “Carnets”, aborda en un tramo este delicado tema y concluye con estas palabras: “Yo estoy solo; y cuando se está solo, se tiene tendencia a sentirse culpable (esta es la tendencia Kafka) o magnífico. Estos son los dos peligros. Yo no soy culpable ni tampoco un heroe. Soy el tercer hombre”.


* Das Spiel vom Fragen oder Die Reise zum sonoren Land. Frankfurt/M.: Suhrkamp, 1989.
** Eine winterliche Reise zu den Flüssen Donau, Save, Morawa und Drina oder Gerechtigkeit für Serbien. Frankfurt/M.: Suhrkamp, 1996.

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Escribir es un viaje nocturno: entrevista a Peter Handke
Comentario a La perdida de la imagen o por la sierra de Gredos, novela de PH

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Peter Handke es un escritor excelente, más allá de cualquier ideología política que pueda tener. Hay grandísimos artistas que fueron "políticamente condenables" como Céline, Wagner, y demás, pero que nos dejaron obras estupendas. Todo esto es por supuesto, un lugar común. Pero vale la pena repetirlo para que no se olvide. Como le pasó a Daniel Barenboim cuando quiso dirigir la òpera "Tristán e Isolda" en Israel. Saludos,

Victor dijo...

Estimado Perico
Sin duda alguna que Peter Handke es un gran escritor, para los tiempos, diría incluso que, por algunas razones de oficio y actitud, debería ser referencial. Lo llamativo de este asunto es el entredicho en el que se halla de momento él y su obra a causa de su visión política, discutible al 100% pero no por ello censurable. No son más de tres los meses transcurridos del escándalo de las caricaturas de Mahoma, sin embargo, parecería que ese asunto y el de Handke nada tuvieran que ver. Tienen un equivalente muy sintomático. Veamos como se pone la discusión. En todo caso, muchas gracias por dejar tu opinión. Que estés bien.

Magda Díaz Morales dijo...

Eso de no separar vida de escritor...

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