8.5.05

Católicos, luteranos y poetas

1) La católica es una iglesia que administra la fe de sus creyentes. Estos no pueden interpretar la Biblia directamente. La única autorizada a dar una lectura del texto sagrado es la jerarquía eclesiástica. Ella, en conciliábulos, elabora y propone una interpretación que tiene o debe ser acatada por sus feligreses (los conciliábulos se celebran de tiempo en tiempo, para rever los objetivos y fijar las estrategias políticas que deberan asumirse en función de los fines a perseguir, por lo general, dependientes de la personalidad del papa de turno, de su capacidad de tomarle el pulso al mundo, de su alcance de miras —según Hans Küng, del siglo XX quedará para la historia, no Juan Pablo II sino Juan XXIII, el pontífice que gobernó la iglesia católica de 1958 a 1963, cinco años apenas, definitivos en todo caso para cambiar su rumbo y volverla tolerante y misericorde y alejarla de sus simpatías fascistas).

2) Los protestantes luteranos y calvinistas (los otros, los que cometen a secas simonía, los dejo de lado —grupos, sectas, movimientos fanáticos) no tienen una institución intermediaria que destaque y establesca “una interpretación” de la Biblia. Lutero, con muchas razones de por medio, arrebató al Vaticano ese poder interpretativo. Él mismo procuró entonces una traducción no institucional de la vulgata dando así origen al protestantismo y, de paso, a la conformación del corpus lingüístico de la lengua alemana.

3) La reforma de Lutero introduce una nueva dimención en la relación de los fieles y el clero. Los curas dejan de ser entonces los intermediarios en el comercio con Dios y, desprovistos de su posición de poder, pasan a ser ahora, codo a codo, consejeros profesionales cuyos servicios ayudan a comprender mejor el misterio divino (este movimiento condujo a la alfabetización del pueblo alemán; a finales del siglo XVI había una Biblia en cada hogar germano —estaban por tanto mejor dispuestos a saludar a la modernidad que años adelante les saldría al paso).

4) A los franceses, italianos y españoles (los más visibles y cercanos), que no están de acuerdo con las reglas de juego impuestas por la iglesia —anacrónicas, desconsideradas y temibles—, no les queda más que abandonarla, colgar los padrenuestros e irse a las antipodas y declararse ateos. En sus tradiciones de fe no hay otra salida posible: las luces no comulgan con ruedas de molino. Un laico pasa a ser entonces sinónimo de no creyente. Estas culturas desconocen la figura de la persona ilustrada pero a la vez creyente —cuando esta se presenta, como sucede hasta la fecha, se la considera una avis raris.

5) De las tres religiones monoteistas existentes, judaismo, islamismo y cristianismo, es este último el único cuya palabra sagrada reposa sobre alteraciones. La Cábala está escrita en hebreo, la lengua que los israelitas revivieron y practican; entonces, la relación de los fieles con su libro sagrado es la lengua en que éste fue escrito en su origen y que, siglos después, siguen hablando sus fieles. El libro sagrado del islam, el Corán, fue escrito en árabe, la lengua que sus fieles usan para guiarse por los días e invocar sus plegarias. La Biblia es el libro a más lenguas traducido, tantas como son las culturas y tradiciones de los creyentes cristianos. La Biblia fue escrita en hebreo y en griego antiguo, idiomas que recogieron mensajes dictados por apostoles que se expresaron en diferentes lenguas y dialectos semíticos como el arameo, la lengua de Jesus —la primera traducción al latín la hizo San Gerónimo, la vulgata, hacia el siglo IV; de esta versión se desprenden muchas otras hechas a las distintas lenguas—. Entonces, a diferencia de judíos y musulmanes, los cristianos católicos y protestantes son guiados por una palabra que es la interpretación de la interpretación de la interpretación... Sí, de todas formas su contenido no se ha perdido, al menos así lo interpreto y me maravillo.

6) De los poetas y novelistas cuyos libros y más escritos han llamado mi atención, he guardado en la cartuchera algunas de sus opiniones sobre la fe y la iglesia que dan cuenta de su manera de posarse en el universo y considerarlo; las opiniones de filósofos, ideólogos y ensayistas, en este punto, por ser perfectamente racionales, y en las dos direcciones, no cautivaron mi interés —salvo Montaigne, Nietsche y un par de nombres que no me vienen a mientes—. Pero imaginar a Balzac, Sthendal o Tolstoi adentrándose en sus almas, aladas y sensuales como la de Casanova —creyente convencidísimo— suele avivar este interrogante, este diálogo muchas veces puesto en suspenso. Con nombres del pasado siglo se complican las cosas: Graham Greene, el creyente entrañable; Faulkner, o los territorios de la culpa y el deseo, de la muerte que, siendo puntual, no alcanza a cobijar esa fuerza de vida que se desborda y corre sin control, sin Dios y sin ley (y como este autor otros de igual estirpe, que no responden la pregunta pero si tensan al máximo el arco en el que se juega la suerte nuestro piso metafísico).

7) “El chantaje del cielo”; así llamaba Borges a los enunciados propuestos por el cristianismo. “Uno y el universo” es el libro primero que publicó Sábato y donde enfrentó “la cuestión” que tiempo después volvería a retomar en sus libros siguientes. Borges se declararó agnóstico: vivió así y bajo este misterio murió. Sábato bordea los noventa y tantos y —en contradicción a lo expuesto en sus libros— ha vuelto a creer, a aceptar la existencia de un Dios.

8) Alejandro Jodorowsky dixi: ... ." Yo creo que en el futuro los templos seran polivalentes. Existiran catedrales donde se celebren todos los cultos, con libre acceso y compatibilidad absoluta. Posteriormente se eliminaran los nombres de los dioses, que serán entidades anónimas. Si pones un nombre a Dios te estás apropiando de él.
La religión, igual que una constitución, debe ser revisada, porque en la medida que el hombre va mutando, la religión tiene que cambiar. La secta procede con prohibiciones. Aquello que el hombre no conoce lo llama Dios: es una forma de superstición. En la medida en que el cerebro evoluciona, las creencias ciegas y los tabúes se van desmoronando
¿Cómo afecta esto a lo que usted llama salud...?
Tenemos que ser muy concientes de que debajo de cada enfermedad hay una prohibición. Una prohibición que viene de una superstición
Por tanto, no recomienda ninguna Iglesia...
No, pero tampoco esos templos de los maestros zen, ya sean españoles, americanos o mexicanos. Son monigotes que imitan tradiciones, lenguajes y comidas japonesas."

Epilogo: Seguimos en las mismas, a pesar que con Jodorowsky se pone el asunto interesante. Sin embargo una cosa es cierta; como le habrá sucedido a cada uno de ustedes, entre tanto, he tenido la suerte de tratar con gente que ennoblece el término humano: han sido un par de católicos, unos pocos protestantes, agnósticos, ateos, indeterminados felices, con formación unos otros de naturaleza humilde, siempre dispuestos a dialogar; en cada uno de ellos el respeto ha sido su divisa.

He conocido también a una parva de gente bien “hija de su madre”, malosa y oportunista, por lo general intolerantes y necios, creyentes convencidísimos unos —los curuchupas—, otros indiferentes, cerrados a la conversación, a la evidencia de la existencia del otro o, como en el caso de los estudiados —ateos declarados— autoconsiderados popes de la verdad, de su monopolio.

En estas vamos, atravezando por los días, deshojando margaritas y contemplando los paisajes polifacéticos —conversando, cuando ello es posible.

2 comentarios:

Víctor Manuel dijo...

Tu exposición del dilema religioso es fascinante. Yo veo distintas visiones y versiones de la realidad en todas las manifestaciones, desde el religioso fanático hacia el ateo irredento, pero creo que tanto uno como el otro pierden algo al adoptar sus posiciones -- una especie de libertad para ser ellos mismos, más allá de la postura ideológica.

Victor dijo...

Estimado Víctor Manuel
Si, creo que tienes razón al anotar que esas maneras extremas de confrontar el tiempo, de religiosidad suprema o negación absoluta, se pierden de algo. Temor y soberbia parecerían templar ese arco.
Estos días últimos, las caricaturas dibujadas en Dinamarca nos traen de nuevo el tema pero con una vuelta de tuerca insospechada; violencia, incomprensión, oportunismo y, entre las buenas almas, una buena voluntad desconcertada. No deja de preocuparme este sensible estado de cosas al que sólo pocas voces han sabido acercarse con el respeto y la valentía que exige.
Muchas gracias por pasar por acá. Hasta otra vez.

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