26.8.06

Estuario Guayaquil

A quienes nos interesa la escritura de Leonardo Valencia, en sus diferentes formas expresivas —narrativa, ensayística, periodística—, y también las lecturas que ella provocan en lectores de otras tradiciones, interesará el texto que viene este día en Babelia, a propósito de su novela última El libro flotante de Caytran Dölphin. Copio el texto a continuación y, para quienes lo deseen, dispongo el link respectivo.



Estuario Guayaquil

J. ERNESTO AYALA-DIP
BABELIA - 26-08-2006

El autor ecuatoriano Leonardo Valencia, afincado en Barcelona desde hace unos años, nos recuerda en su nueva novela, El libro flotante de Caytran Dölphin, una tendencia literaria europea de primera mitad del siglo veinte que entronca con Rainer Maria Rilke, Valéry Larbaud, Blaise Cendrars, entre otros. Una literatura de énfasis cosmopolita, de metaforización de la crisis de conciencia de las primeras décadas del siglo, de sutil itinerario de búsquedas estéticas. No es gratuito que en este libro un personaje secundario se llame Barnabooth, en clara alusión a la autobiografía novelada de Larbaud. Si los lectores han leído la novela anterior de Valencia, El desterrado (Debate, 2000, que por cierto lleva el mismo título que uno de los poemas más hermosos de Jorge Luis Borges), verán respecto a la que ahora reseñamos un propósito más experimental, sin que por ello se difumine la naturaleza esencial de la narrativa que lleva a cabo el escritor ecuatoriano. De manera más lineal, en aquélla se narraba la historia de tres generaciones de una familia: los Dalbona. Y su contexto histórico se movía alrededor del nacimiento del fascismo, focalizado en Roma. En la novela que ahora nos ocupa, Valencia vuelve a la anatomía de una familia, remarcando su carácter de desarraigo social y cultural, sólo que en esta larga historia se impone la proliferación de señas literarias, homenajes, alusiones y una extensa reflexión sobre el poder vivificante de los libros como búsqueda de nuestro ser.
El libro flotante de Caytran Dölphin es la historia de Iván Romano, el hijo de una familia judía italiana que emigra a Ecuador, exactamente a la ciudad de Guayaquil. Las múltiples referencias al agua hubieran hecho las delicias hermenéuticas de Gaston Bachelard. El relato en primera persona se concentra en la vida de los hermanos Fabbre: Ignacio y Guillermo, el que se hace llamar Caytran y el autor de un libro, Estuario, del cual Romano intenta deshacerse. Valencia no elude el juego autorial. Él mismo se introduce, como un ardid barroco, en la escena novelística. Y él mismo disimula, tras la autoría de Caytran, sus propios aforismos. Valencia alterna el relato lineal con la tradición literaria del fragmento. Para terminar, no quiero dejar pasar otra alusión que Leonardo Valencia nos ofrece, como de pasada, pero que creo que gravita sobre su magnífica novela. Me refiero a las referencias al poeta francés Edmond Jabès. Valencia toma prestado de Jabès su vocación especulativa en torno a las palabras y, no con menor intensidad, en torno al silencio.

1 comentario:

merdinhas dijo...

Bolígrafo —escribe Caytran—. Barrilito de vidrio. Lata de baigón. Lata de betún. Vaso de plástico. Pomo de vaselina. Rollo kodak. Tubo retorcido de kolynos. Lata de pepsi–cola. Bolsa de k–chitos. Cabeza de muñeca. Cabeza de plátanos con zumbido de moscas. Trozos de cubiertas de libros. Cassette con el vientre desenrrollado. Teclado flotante. Cáscaras de huevo. Bolsas de té ahorcadas. Flauta rota. Feto de rata. Una rata. Lata de seven–up. Otra rata. Pez muerto. Pez vivo que suelta una burbuja de aire y huye. Pájaro muerto. Lata de fanta. Lata de heineken. Lata de sprite. Pájaro descompuesto, plumero con peinado histérico. El cuerpo desnudo de la muñeca desnucada. Pelota de tenis confundida. Trozo de balsa atravesado por un alambre. Cucaracha boca arriba. Irisada mancha de gasolina. Cepillo de dientes. Lata de coca–cola. Murciélago que vuelve a la orilla nadando con las alas abiertas. Foco flotante y porfiado. Papas fritas. Largo trozo de felpa cuyo uno de sus extremos se agarra a la orilla y el otro ondea en el agua. Una pelota de fútbol agujereada y sin alma. Agua. Superficie de agua. Soporte de agua. Pútrida. Gelatinosa. Ocre. Acre. Ucre. Icre. Fecal. Infestada. Residual. Estero

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