18.12.05

Duchamp a la calle

Por azarosas espinas el pasado viernes me ví de pronto conversando con un amigo sobre la vida de Marcel Duchamp. Habíamos asistido juntos a una muestra de "eventos artísticos mínimos", a los que caracterizaban la improvisación y la trivialidad de los materiales empleados. Economizo la enumeración de los motivos trenzados con anillos, tarjetas, esferos, billetes de tren, recortes de avisos mortuorios, piedras, corales y más chucherías expuestas bajo divertidas lógicas.

El amigo en marras es un jugador de ajedrés empedernido; bueno, a decir verdad, lo era, puesto que ahora ha conseguido regular su tendencia a imaginar que la vida es apenas una alegoría del tablero y sus piezas y puesto a hacer otras cosas que no sabría decir si en verdad son más interesantes.

Me resultó llamativo caer en cuenta en la naturaleza del viaje que este amigo está realizando: ha colgado el tablero de ajedrés y sus piezas para dedicarse a planear muestras de arte contemporaneo, Zeitgenössische Kunst, justamente lo opuesto a eso que Duchamp realizó hace casi un siglo, dejar de lado el arte y dedicarse por entero al ajedrés.

Pero ese abandonó fue progresivo: primero, hacia 1913, cuando contaba 25 años, tienta emigrar desde la "pintura-pintura" hacia la "pintura-idea". Es de este año su primer ready-made, Rueda de bicicleta, sin embargo, la historia lo recordará más por la, a estás alturas, ya célbre "Fuente", el urinario enviado a la exposición del Salón de los Independientes en Nueva York, en 1917. Hasta 1923 seguirá pintando, pero como vía para alejarse de los pinceles definitivamente y "concentrarse" en la "pintura-idea" que años más tarde, cuando lo deje todo por el tablero, si se quiere, será sólo idea.

Comentaba de estas cosas con mi amigo mientras mirabamos "una idea" hecha con corchos de vino dispuestos sobre un tablero imaginario que remitía al buen Duchamp. Pero esto, que fue apenas una constatación pescada al paso que, entre tantas cosas, al paso muere, he debido sacarla hoy a este tapete. Razón: Página 12 trae dos textos que a ello me remiten. Uno digno de imitación -puesto que nació de ello-, la galería montada en un poste de luz de la Av. Corrientes en Buenos Aires. El otro, un texto escrito por la ex esposa de Duchamp que, en este caso, siguiendo el hilo, deberíamos llamarlo quizá el marido desnudado por su ex-soltera, o algo por el estilo, como podran suponerlo.

He dispuesto los link a los dos textos, sin embargo, me permito colocar aquí el que nos remite al poste de extraña luz.

Pagina 12: Domingo, 18 de Diciembre de 2005

Una galería en un poste de la Av. Corrientes

Juguemos en el poste

Ante la eterna demora en la remodelación de la galería en el Centro Cultural Rojas, su curadora, Eva Grinstein, decidió emular la idea de unos artistas callejeros de Río y montó la galería en el poste de luz en la puerta sobre la Av. Corrientes. Con cinco obras en menos de un año, y el entusiasmo de los artistas por exponer en ese palo que acerca sus obras a los peatones, la Galería del Poste es uno de los espacios más originales y refrescantes del arte argentino.

Por Santiago Rial Ungaro

¿Será el cubo blanco en el que generalmente se instalan las exposiciones el ataúd de eso que conocemos como “el arte”? Por lo pronto, para la joven curadora Eva Grinstein y la artista Lucrecia Urbano, la larga remodelación que se está llevando a cabo en la galería de el Centro Cultural Rojas fue la oportunidad de llevar a cabo una nueva e inusual galería: la Galería del Poste. En su corta vida, este desprendimiento ya llevó a cabo 5 intervenciones que fueron “montadas” en un soporte mínimo e inusual: el poste de luz de la vereda del C. C. Rojas. Ahí, en plena calle Corrientes, expuesto a las miradas (y a los pies) de cualquiera que pase por ahí y rompiendo con el autismo de un circuito artístico que muchas (demasiadas) veces se limita únicamente a los marchands, los críticos y los artistas, los postes fueron cobrando vida. La propuesta de Lucrecia Urbano (responsable de convocar a los artistas) coincidía con la intención de Grinstein. Cuando asumió como coordinadora de artes visuales manifestó por mail su intención de, dadas las circunstancias, exceder los convencionalismos: “Me interesan otros espacios y los pienso como posibles contenedores de proyectos efímeros o permanentes, individuales o colectivos, locales o globales, disparatados o ultra racionales”, manifestó. Lo del poste es lo que se dice una buena idea que puede llegar a mirar otros espacios como potencialmente intervenibles. “En realidad (aclara Lucrecia Urbano), la idea la tomé de unos artistas callejeros de Río de Janeiro que empezaron a usar un poste de alumbrado público como soporte para realizar intervenciones artísticas efímeras.”

Al parecer, la iniciativa se fue extendiendo hacia otras ciudades y llegó a convertirse en una de las experiencias de arte público más interesantes de América latina. A escala local, con sólo 5 intervenciones, la Galería del Poste seguramente figura en el balance entre los proyectos más interesantes del año. Grinstein: “Creo que lo interesante es que la Galería del Poste es experimental y a la vez está en un lugar por el que pasa todo el mundo. El poste se puede ver desde el 60”.

Una de las preocupaciones de las curadoras era justamente lo impredecible de la propuesta: de hecho, por la noche, el poste-galería se queda solito. La ciudad está llena de espacios en los que se hace evidente que hay quienes perciben al vandalismo como forma de arte (pensar en el Instituto de Vandalismo Comparado de Asger Jorn). Sin embargo, la respuesta del público fue ejemplar: la gente se portó muy bien. “El riesgo al no estar destinado a un público especializado era que la gente sintiera que eso era una burla, que era una cámara oculta de Marcelo Tinelli o algo así. Lo bueno fue que ningún artista fue condescendiente con el público: cada uno confió en su lenguaje, hubo una actitud intelectual. Incluso no hubo ningún artista que decorara el poste, que era la opción más simple.”

Otra de las cuestiones era el desafío que implica para un artista usar como soporte un poste de luz. Urbano: “Nadie tiene guardado en su atelier obras para postes. Pero una muestra así le da a un artista cierta visibilidad. Ha habido artistas de carrera impresionante que nos han propuesto hacer algo en el poste. Para un artista, el desafío también es salir del circuito comercial convencional: acá los artistas le “ofrecen” la obra al público. No se puede vender la obra, ni siquiera conservarla, ya que está sujeta a las inclemencias del tiempo”. Otras preocupaciones eran de tipo burocráticas. Grinstein: “Al principio pensamos que, con el síndrome post-Cromañón, íbamos a tener muchas trabas, pero la verdad es que no hubo problema. Siempre se dice que no hay leyes para el espacio público, pero la verdad es que está todo reglamentado: lo único que hay que hacer es pedir la autorización a la persona correspondiente. Lo interesante de esta experiencia es que, a diferencia de lo que pasó en Brasil, acá tenemos un aval institucional. De alguna manera eso potenció el proyecto, ya que los artistas contaron con un presupuesto para trabajar. Está bueno que se haya legitimizado un proyecto altamente experimental. Eso no les quitó libertad a los artistas y a la vez cualquiera puede tomar los postes para hacer lo que quiera. Yo veo que en estos momentos el arte contemporáneo pasa por salir de ese cubo blanco: hay que buscar nuevos espacios, nuevas formas”.

1 - Estacionamiento
Al ser el primero de los postes, éste sirvió para marcar el perímetro de la Galería del Poste: un pequeño rectángulo que rodea el poste que periódicamente hay que volver a pintar por la cantidad de gente que pasa por la “Galería”. La intervención de Mauro Giaconi (1977) se basó en una de sus estrategias creativas preferidas: intervenir sutilmente en la funcionalidad de los objetos cotidianos sugiriendo así realidades diferentes. Aunque quizá lo mejor de todo fue el comentario de un transeúnte que les preguntó: “¿Pudieron enderezar la bicicleta esa?”.

2 - Hipertexto
Mariela Yeregui (1966) fue la única que eligió “vestir” el poste: “Cuando era chica, mi abuela me hacía tejer bolsas con un producto del reciclado de los sachets de leche, para guardar las verduras compradas en la feria. Construir a partir del desecho moderno, refuncionalizar el desecho a partir de la artesanía hogareña. Un gesto creador que se vale de lo desechable en las sociedades modernas para crear nuevos universos y recorridos textuales. El tema del tejido y de las palabras es un topos recurrente dentro de los relatos que aluden al génesis del mundo. El mundo se origina a través de la palabra, en las cosmologías tradicionales, se teje, se entrelaza, crea urdimbres de sentido”, escribió la artista.

3 - Valor de uso
Con cientos de billetes de euros falsos colgando, en esta intervención el poste se convirtió en una especie de altar callejero espontáneo. Interrogándose sobre la posibilidad de lograr la salvación a través de un deseo escrito sobre un euro, Uschi se basó en la vieja costumbre de escribir en los billetes para generar cadenas de deseos. “Cuando vi por primera vez un billete escrito con la cadena de San Cayetano, me llamó mucho la atención esa capacidad de poner un deseo en circulación continua. En esta intervención de la Galería del Poste, todos los billetes van a ser falsos. Lo único auténtico va a ser el deseo, escrito a mano por varios participantes”, escribió para la intervención Uschi Gröppel y fue tal cual: incluso hubo gente que en vez de llevarse los billetes dejaba billetes en el poste...

4 - Este-Oeste-Norte-Sur
Cuando Lorraine Green llegó de Bariloche (donde vive documentando la flora de la estepa patagónica), usó el poste de la galería para ver dónde estaba parada ella misma. Con una vieja brújula le dio al poste un uso tan simple como efectivo: marcó la dirección de los puntos cardinales. Les sirvió a muchos, entre otros a ella misma, para saber cómo escapar de la ciudad y volver de nuevo al sur. En palabras de Lorraine: “Cuando uno llega a la ciudad viniendo de otro lado, donde el horizonte natural es visible y donde se vive pendiente de los horarios del sol y las estaciones, busca instintivamente aquellos indicios que lo ubiquen en el territorio. Ubicar los puntos cardinales en esta ciudad es refrescar la visión del lugar donde estamos parados”. De todas formas, no faltaron los sabelotodos que, sin brújula en mano, protestaron porque el norte quedaba en el sur. Algunos pensaron que el norte estaba torcido a propósito por alguna razón “política”, pero no: un colectivero del 60 se subió al cordón y casi choca contra la galería del poste...

5 - El choclo interactivo
Martín Bonadeo (1975) es doctor en comunicación social y tiene una tesis sobre el sentido del olfato (se puede leer en www.martinbonadeo.com.ar). Su intervención fue poner centenares de choclos (en su mayoría híbridos) con algunas pocas variedades autóctonas ricas en forma y en color. ¿La idea? Averiguar qué criterios estéticos utiliza una paloma que anida en la cornisa de un edificio neoclásico a la hora de alimentarse. En la parte más alta del poste todavía quedan choclos, así que quedan avisados...

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