28.9.08

El narrador en su tinta

Dos videos cortos dedicados a Javier Vásconez, novelista ecuatoriano de reconocida trayectoria.
El primero se llama El estilo de Vásconez:



El segundo Los personajes de Vásconez:




El narrador en su tinta, en video, es el registro que documenta un proyecto mucho más amplio emprendido desde hace poco la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Con periodicidad no especificada, esta institución centra su atención en la obra y personalidad de un narrador para presentarlo a un público lector interesado en sus libros y la literatura.

Ha sido Javier Vásconez el escritor escogido para la puesta en marcha de este proyecto que comienza en un estudio de radio, ante un público invisible, luego se monta en el escenario del Teatro Prometeo de Quito, donde el escritor dialoga con el público y, de forma complementaria con estos dos eventos, y amparada en una investigación solvente, se filma y edita un video que a los lectores nos permite acercarnos al autor de otra manera.

Dos narradores han sido entrevistados, estudiados y filmados hasta el momento. J. Vásconez y Jorge Dávila — esperemos que su video no tarde demasiado en ponerse en línea.

6.9.08

Georg Christoph Lichtenberg

Supusé que el motivo sería la publicación de una selección especial de sus aforismos o algún estudio singular que viniera a expandir la discusión sobre su obra. Cuando leí la invitación al evento, no se me ocurrió suponer razones lejanas a las nombradas, pues, abrir la temporada literaria zuriquesa, guiada por las palabras de Hans Magnus Enzensberger y el profesor Peter von Matt, personalidades de primer orden no sólo en el entorno de lengua alemana, obligaba suponer algún móvil fuera de lo común.

Pero no, mi suposición estuvo errada. No hubo proyecto literario-editorial de por medio que amparara el evento del 3 de septiembre pasado. La conversación pública de esa noche entre estos dos escritores, llamada con alegre prevención “Lichtemberg y las consecuencias”, fue mera admiración hacia quien inventará el aforismo como género —sin la menor intención para ello—; y, claro, un acierto de sus organizadores. Por su buen ojo y tacto — para reconectarnos con la tradición, para medir el pulso a los tiempos que corren.

La discusión la condujó el profesor von Matt. Había extraído con anticipación 29 aforismos de la obra de Lichtenberg. Vale decir 29 anotaciones que indagan el universo con agudeza, expontaneidad y humor. Un delicado hilo de sabiduría brota de cada una de ellas. O de desconcierto. Indagado por éstas, H.M. Enzensberger dio su interpretación de ellas, su visión y percepción, para suerte de los que allí estuvimos, no siempre coincidente con la que las que hiciera por su parte el profesor von Matt.

He pasado estos días releyendo a Lichtenberg, autor ciertamente referencial (para Nietzsche, el de los poquísimos que vale la pena leer y releer, una y otra vez; para André Breton, un imprescindible en su antología del humor negro; para Cabrera Infante, la luz última, inequívoca, que pidiera Goethe en el lecho de muerte). Lo hago en los dos libros que dispongo; una antología en alemán de sus Aforismos, cartas y sátiras (VMA-Verlag, 1962) y otra en español, traducida y comentada por Juan del Solar (Edhasa, Madrid,1990). Sé que hay en español dos ediciones anteriores a la de Juan del Solar (una hecha por Guillermo Thiele, Buenos Aires, 1942; y otra hecha por Juan Villoro, FCE Mexico, 1989) pero no he podido hacerme con ninguna de ellas.

De las observaciones seleccionadas por el profesor Peter von Matt, tomo una, la 16, que, al menos en la versión española que manejo, no está traducida. Su contenido es ciertamente una inexactitud, sin embargo, no por ello deja de ser una tentación:

Muy difícil de encontrar en el mundo una mercancía tan rara como los libros: impresos por gente que no los entiende, comprados por gente que no los entiende, encuadernados, reseñados y leídos por gente que no los entiende, y ahora incluso escritos por gente que nos los entiende.

Y unas pocas que constan en la selección hecha por Juan del Solar:

El bienestar de países se decide por mayoría de votos, pese a que todo el mundo reconoce que hay más gente mala que buena. (52, cuaderno F)

Si nuestros jóvenes se acostumbraran a escribir siquiera un poemita destinado a la cabeza por cada tres que destinen al corazón, aún nos quedaría la esperanza de ver, ya en nuestra vejez, algún hombre que tuviera corazón y cabeza, el más raro de los fenómenos. La mayoría raramente tiene en la cabeza más luz que la necesaria para darse cuenta de que está totalmente vacía. (104, cuaderno F)

Toda una vía lactea de ocurrencias. (344, cuaderno J)________________

Sobre Lichtenberg, Cabrera Infante



Un abrazo ecuatoriano-mexicano

Por mero equilibrio es necesario contraponer pesos – para no dar un mal paso. Las relaciones diplomáticas de Ecuador y México están rotas de...