2.10.07

Ferreira Gullar

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Se podría pensar que el cuadro está completo. Que las imágenes de los abuelos cuyas palabras han irrigado, indagado y re-creado la memoria del continente en la segunda mitad del siglo XX, es ese que nos muestra el asentimiento general de la crítica: allí vemos a los fallecidos hace años o recientemente como Neruda, Borges, Drummond de Andrade, Enrique Molina, Octavio Paz, Haroldo de Campos o Jorge Eduardo Eielson, poetas con perfiles reconocibles en cualquier punto del continente; vemos en ese cuadro a los que viven y siguen publicando: Juan Gelman, Nicanor Parra, Gonzalo Rojas, J.E. Adoum, Alvaro Mutis. Hay muchos más nombres desde luego, que al sólo pronunciarlos se los reconoce y con razón nadie dudaría en ubicarlos dentro de este grupo —como sería el caso, para nombrar a unos pocos que me vienen a mientes, de Carrera Andrade o Jaime Sabines entre los fallecidos o el de Carlos Germán Belli o Mario Benedetti entre los vivos. Hay un poeta sin embargo que no calza en este cuadro de lente dolorosamente parcial, pues poco o nada dice su nombre a nuestra memoria hispana, y ello ciertamente la empobrece.

Me refiero al de Ferreira Gullar, el poeta brasileño vivo más leído —al menos dentro de las fronteras brasileñas— que viene de festejar hace pocos días su septuagésimo séptimo aniversario. Su obra, de expresión diversa y tonalidades multiples, dibuja en su transcurso
no sólo las etapas, en las idas y venidas explorativas con las formas, signos y símbolos que artísticamente la han vuelto referencial sino que también, cosa no tan extraña en los poetas de su generación, muestra al lector una visión en movimiento de su sociedad y los puntos críticos por la que ha debido atravezar.

Ferreira Gullar nació en la ciudad de São Luís, capital de Maranhão, el 10 de septiembre de 1930. Es el cuarto hijo de los once que tuvieron sus padres, Newton Ferreira y Alzira Goulart Ferreira. Del nombre que sus progenitores le otorgaran y heredaran, José de Ribamar Ferreira, el poeta se desprende ya al inicio de su carrera.

Hay una razón para ello, literaria ciertamente. La ha contado y descrito el poeta en múltiples ocaciones en distintos sitios. La ha vuelto a relatar hace poco, al Malpensante, en una entrevista concedida en julio de 2006 a John Galán Casanova: El Gullar proviene de uno de los apellidos de mi madre. Ella se llamaba Alzira Goulart Ferreira. Cuando resolví cambiar de nombre tomé el Goulart de ella, que es francés, y adopté la grafía Gullar, que es como se escribiría en portugués. Lo hice porque mi nombre de pila, José Ribamar Ferreira, es muy común en Maranhão, donde nací. Teníamos muchos escritores con ese nombre: había un Ribamar Pereira, un Ribamar Galiza y un Ribamar Silva. Ribamar Pereira era un poeta flojo, muy académico, sin voz. Un día apareció publicado un poema suyo con mi nombre; en vez de poner Ribamar Pereira pusieron Ribamar Ferreira, que era el nombre con el que yo firmaba. Ahí decidí cambiarme el nombre, para evitar que me atribuyeran poemas que nunca hubiera querido escribir.

Vinicius de Moraes calificó a Ferreira Gullar como "el último gran poeta brasileño". Pero esta sentencia, que es un alto halago y a lo mejor muy cierta, no se ha dejado escuchar fuera del entorno de su lengua. Sus vecinos, los latinoamericanos que hablamos castellano y compartimos con Brasil una historia en sus rasgos generales bastante parecida, apenas nos hemos percatado de la presencia de su voz — ya en 1966, en uno de los textos que conforman Puertas al campo, Octavio Paz recriminaba la actitud hispanoamericana con la lusobrasileña: vivimos de espaldas a una cultura que nos complementa, anotaba el mexicano.

Es vasta y diversa la obra del poeta brasileño y a ella debe el sitial que ocupa en las letras lusobrasileñas. Sin embargo su prestigio, diseminado no sólo en sitios de estudios especializados en su país u otros fuera de él caracterizados por su atención, gravita en un poema: el Poema sujo (Poema sucio, Dirty Poem, Schmutziges Gedicht, Le Poème sale, Het vuile gedicht, ...), un extenso mecanismo de 90 páginas que mueven, conmueven y, lo más importante, no deja de escucharse y leerse desde 1975 y 1976 respectivamente.

Ferreira Gullar lo escribió entre mayo y octubre de 1975, en Buenos Aires, donde el poeta habita parte de su destierro político iniciado en 1971 —que lo llevaría primero a Moscú, luego a Santiago de Chile, Lima y finalmente a la Argentina, donde vive hasta 1977, año en el que le es permitido regresar a Río de Janeiro, su ciudad de adopción.

Es legendaria la manera "cómo" los versos del Poema sucio llegaron a los primeros oídos: Vinicius de Moraes, a su paso por la capital argentina, organiza en noviembre de ese mismo año en casa de Augusto Boal una reunión en la que el poeta lee por primera vez su poema. Vinicius, encandilado por los versos allí trenzados solicita una copia al autor para hacerla circular entre los conocidos que permanecen sobre todo en Río de Janeiro. Por precaución ante los controles ejercidos entonces por la dictadura militar, esa copia, para despistar a sus pesquizas, se la hace en registro de voz, en una cassette. Vinicius, de vuelta en su tierra, y según lo convenido, pone a circular ese material entre los amigos comunes — intelectuales, periodistas y artistas. Uno de ellos, Ênio Silveira, editor, solicita una copia para editarla como libro. Se pone en marcha el proyecto de edición (que toma forma al año siguiente, en 1976), mientras tanto por la ciudad de Río circulan varias copias de la cassetta gravada en Buenos Aires. Para escuchar esos versos se traman entonces sesiones auditivas, fechadas y, como no podía ser de otra manera, fuera de la ley.

La obra de Ferreira Gullar está marcada por la poesía, guiada por ella pero no siempre expresada en sus formas. Es numerosa y múltiple la prosa que ha escrito aparejada a su lírica (de los cincuenta tomos que hasta el momento lleva publicados, 29 son de prosa). La crónica ocupa un lugar especial en este conjunto; ella marca su inició como escritor: las escribe entonces para el Diário de São Luís, en su tierra natal, luego, en Río de Janeiro —llega allí con 21 años— las seguiría redactando para distintos periódicos y revistas prestigiosas también de São Paulo. Con el ensayo su relación es igualmente fecunda y, para el afincamiento de las artes contemporáneas brasileñas, incluso decisiva (un dato elemental: colabora en la proclama del movimiento neoconcretista: su Teoría del no-objeto data de 1959); escribe teatro (cuatro obras entre 1966 y 1978), ficción (dos volúmenes de cuento, una novela), una biografía (la de Nise da Silveira, 1996), un libro de memorias, guiones para televisión y tiene en su haber varios tomos de traducciones hechas desde el francés y el español a su lengua (el Ubu rey de Alfred Jarry (1972), el Don Quijote de Cervantes (2002), El paraiso de Cézanne de Philippe Sollers (2003), entre otros).

El Poema Sujo es referencial ciertamente, y si lo analizamos tomando en consideración las circunstancias en las que se escribe y lo que él despliega en su escritura y las formas que ella allí asume (la de una partitura según el poeta Jaime Siles) sólo podremos aseverar dicha conclusión. Sin embargo, la calidades de ese poema no deben distraernos de su obra restante. Hay más y de calidades similares a las del Poema sucio. En este empeño, vale seguir una recomendación del autor, dejar de lado su primer libro Un poco encima del suelo (1949), parnasiano a más no poder, pero sobre todo poco legible. Es con su segundo libro La lucha corporal (1954) que la escritura de Ferreira Gullar se tensa y trenza en sí esos dos elementos que fluyen por su discurso poético: la pendencia y disyuntiva estética del artista cobijada por los vaivenes poíticos de su país en las cinco décadas anteriores. Muitas vozes (1999) es su último libro de poemas

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De lo que he podido ver en la red, del poeta brasileño se ha publicado en nuestra lengua hasta el presente los siguientes títulos:

- La lucha corporal y otros incendios (A luta corporal e outros incêncidos), Caracas, 1977
- Hombre comun y otros poemas (Homem comum e outros poemas), Buenos Aires, 197
- Poesía (Antologia poética), Universidad de Cuenca, Ecuador, 1982
- Poemas, Lima, 1987 - En el vértigo del dia (Na vertigem do dia), México, 1998
- Poema sucio (Poema sujo), Visor Editores, Madrid, 1998


Para esta nota he trabajado con los siguientes libros:

- Ferreira Gullar, Coleção Melhores Crõnicas, Seleção de Augusto Sérgio Bastos, São Paulo : Global Editora, 2004
- Ferreira Gullar, Coleção Mehlores Poemas, Seleção de Alfredo Bosi, São Paulo : Global Editora, 2004
- Relâmpagos [dizer o ver], Ferreira Gullar, São Paulo : Cosac & Naify, 2003
- Der Grüne Glanz der Tage, Ferreira Gullar, ausgewählt von Curt Meyer-Clason und Inés Koebel, Serie Piper : München, 1991
- Cultura posta em questão : vanguarda e subdesenvolvimento : ensaios sobre arte, Ferreira Gullar, Rio de Janeiro: Olympio, 2002
- Muitas vozes : poemas, Ferreira Gullar. 3a ed.. Rio de Janeiro : José Olympio, 1999
- Y desde luego, las páginas webs cuyos enlaces quedan dispuestos

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La primera referencia: Debe haber sido hacia 1995. Caminábamos por una calle de Berna o Zúrich. Mi amigo, el poeta Paco Benavides, iba leyéndome de lo más encantado su traducción del Poema sucio. Sin conocimientos gramáticales de la lengua lusa pero hechizado por el contenido y la forma del poema -más una intuición sólo comparable a su oído- se metió de lleno en él, para reproducirlo en nuestra lengua (luego repetiría la tarea con Galaxias de Haroldo de Campos). Trabajó con la versión bilingüe del poema, la portuguesa-alemana (Schmutziges Gedicht, Suhrkamp Verlag, 1985). La versión definitiva la hizo a mano, para sí, pues sabía que no había probabilidad alguna de publicarla en el Ecuador, nuestra matriz, pues entonces como ahora, nadie la habría publicado - es un poema con demasiadas páginas. No sé dónde habrá ido a parar esa versión-transcreación; no sé si el amigo la perdió definitivamente, al regalarla a alguna persona amiga o si la extravió en alguna estación o algún tren. En todo caso, no me han sido posible recuperar esas cuartillas de traslado que escuché leer a Paco una mañana hace años ya en una calle de Berna o Zúrich. A su muerte no dejó indicación alguna. Y en su biblioteca no hay huella que nos refiera algo de Ferreira Gullar.

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Página oficial del poeta
Wikipedia sobre FG
En Babelia sobre FG
Alforja, revista de poesía, especial dedicado a FG

Un abrazo ecuatoriano-mexicano

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