9.8.24

Ver cine ecuatoriano

Diario El Universo nos recuerda que el 7 de agosto celebramos el día del cine ecuatoriano. La razón: han trancurrido cien años desde que un "jueves 7 de agosto de 1924, en los extintos teatros Edén y Colón de Guayaquil se colocaba en cartelera El tesoro de Atahualpa, del artista guayaquileño Agusto San Miguel, quien con tan solo 19 años marcaba lo que hoy es un hito para la industria local."

Aquí el artículo que nos conecta con las plataformas donde podemos encontrar films ecuas de distintas épocas y géneros. Vale la pena tener a mano estas puertas.

Aquí un resumén en Youtoube de la Historia del cine ecuatoriano hecha por Sebastián Borja.


21.4.24

Un abrazo ecuatoriano-mexicano

Por mero equilibrio es necesario contraponer pesos – para no dar un mal paso.

Las relaciones diplomáticas de Ecuador y México están rotas de momento. No sabemos cuando vuelvan a normalizarse. Por lo pronto se hacen muchas lecturas de las culpas y motivos de las acciones cometidas. El rompimiento traerá consecuencias sin duda. Sin embargo, en esto veo también un buen motivo para contraponer a los hechos políticos otros mucho más profundos y decidores: el de los libros que nos juntan y funden para siempre. De autores mexicas y ecuatorianos, de casas editoriales. Ideas y temperamentos, estéticas, lecturas y una rica y múltiple temática nacida de las letras. 

Por la coyuntura quiero destacar un nombre muy especial, el de Bolivar Echeverría (1941-2010), un ecuatoriano universal, quizá el único filósofo americano cuyos escritos se estudian en algunos países de Europa y Latinoamérica, así como en los EEUU. EL Vivió por muchos años en Ciudad de México, donde falleció en 2010. Su viuda, Raquel Serur Smeke, ha sido desde marzo de 2019 –hasta el pasado 8 de abril– la Embajadora de Mexico en Ecuador.

De la página web de la Frei Universität Berlin tomo esta introducción a una entrevista en que el filósofo aborda varios conceptos y temas que vale la pena considerar:

"Bolívar Echeverría nació en Riobamba (Ecuador). Obtuvo el título de Magister artium en Filosofía en la Freie Universität Berlin, después realiza una Maestría en economía y un doctorado en Filosofía en la Uiversidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Desde 1988 es profesor titular de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Bolívar Echeverría es un gran pensador, filósofo, intelectual, teórico, escritor e investigador. Es un incansable viajero. Sus investigaciones recurrentes contemplan el permanente estudio de la obra de Marx, las teorías de la modernidad y del barroco latinoamericano."

Bolivar Echeverría en la LAI


30.3.24

Rumbo al infierno

Hoy desperté y sin dudarlo bajé inmediatamente a mi biblioteca, a buscar mi ejemplar de “La divina comedia”.
Antes, en el duermevela inminente al despertar recuerdos disímiles entrecruzaban sus formas y tiempos. Sí, es el día –pensé–, el peso de la conmemoración: “viernes santo”, por ello la confusión y la agilidad.
De esas visiones unas cuantas continuan dando vueltas. 

En una curso el tercer año de secundaria –en el plantel norte del colegio Maldonado, cerca del bosque de eucaliptos, malezas y lagartijas. El sol de la mañana entra por la ventana, el profesor Plaza –pequeño, de piel cobriza, corte de pelo y bigotes delineados con navaja, vestido de negro, animadamente da saltos leves de uno a otro lado del salón. Libro en mano nos habla de una frase que le sublima: “ni una gota de lluvia”. Se detiene en la figura literaria y procura que entremos en ella y admiremos su belleza. No lo logra pero insiste, deja de lado a Juan Ramón Jiménez y salta a otro nombre: Dante Alighiere.
Recuerdo hoy al profesor Plaza; también al profesor Guevara, “el melancólico”. Fue en sus clases que escuché por primera vez citar con animada admiración el nombre y la obra del poeta toscano. En Quito, en los años de la U arremetí varias veces sus páginas, sin éxito. La leería de verdad sólo muchos años después, en 2008, en Horgen, Suiza, entre el viernes 21 y el domingo 23 de marzo, centrado y concentrado. Desde entonces vuelvo a ellas según el ánimo y la necesidad. Hoy, siguiendo las instrucciones que el mismo poeta nos diera he vuelto a releer la primera parte de su “Divina comedia”. Lo he hecho parcialmente, como exigen ser leídas sus tres partes: hoy, viernes santo, los 34 Cantos de El Infierno. Mañana, sábado de Gloria, los 33 Cantos de El Purgatorio y, el domingo de resurrección, los 33 Cantos de El Paraíso.
Puesto que he recordado una escena de mi vida estudiantil, de paso, he recordado también a mis compañeros de entonces –con quienes hoy, en el presente, nos juntamos en un chat que alimentamos proporcionalmente con memes y pensamientos píos, saludos emotivos e ilustrativo porno de época. En ellos pienso y a ellos les alcanzo este catálogo del infierno dantesco para que empecemos a buscar puesto – o vislumbrar el que bien correspondería a cada uno de nosotros.
Entonces, vamos para allá, el infierno aguarda:
A la mitad del camino —Dante tiene casi 35 años en el poema—, apartado de la senda, perdido en una selva oscura, el toscano da de improviso con un fantasma de carne y hueso: Virgilio, el poeta latino, su salvación, quién, para preservarlo con vida, será su guía por el infierno, el purgatorio y el paraíso terrenal en un recorrido que dura tres días. Es el viernes santo 25 de marzo del año 1300.
Entonces la representación del universo era la de Tolomeo: un territorio plano e inmóvil en el centro del mundo rodeado de astros y planetas, incluido el sol. En este plano representativo Jerusalén está ubicado al norte, sobre el infierno que es un gran abismo dispuesto en círculos descendentes que conducen al centro del planeta donde habita Lucifer. En las antípodas de Jerusalén, al otro extremo, se ecuentra la gran montaña del purgatorio. Es decir, el infierno y el purgatorio dantescos son terrenales.
Nos encaminamos al descenso. Antes un cartel: "Dejad aquí toda esperanza los que entráis". Son nueve círculos los que vamos a recorrer;
- En el primero, el limbo, no hay tormentos, sólo suspiros que se pierden entre las tinieblas. Son los de las almas justas que murieron sin bautizo o sin conocer la verdadera fe religiosa.
- En el segundo el tormento lo sufren los que en vida fueron lujuriosos.
- En el tercero los condenados por gula.
- En el cuarto, equidistantes, los avaros y los pródigos.
- En el quinto, los dominados por la ira.
Entre tanto hemos decendido en las profundidades del infierno. Nos acercamos de a poco a los pecadores de categoría especial; así:
- En el sexto círculo nos encontramos con herejes y renegados, apóstatas y réprobos.
- En el séptimo a los que ejercieron violencia –contra el prójimo, contra sí mismos y contra Dios.
- En el octavo a los fraudulentos, clasificados en diez grupos: seductores, aduladores, simoníacos, adivinos, barateros, hipócritas , ladrones, malos consejeros, sembradores de escándalos y falsificadores.
- Finalmente el noveno, dispuesto para los traidores clasificados en cuatro grupos: los traidores a la familia, a la patria, a sus huéspedes y los traidores a quienes les hicieron el bien.
Esto por ahora. Continuará:

20.7.18

"Papers" para el olvido

Hace ya un par de décadas Gabriel Zaid publicó un libro muy interesante en el que abordaba, entre otros temas de reflexión, el problema relacionado con los papeles o documentos de trabajo investigativo (así llama el Banco central español a los working papers que producen sus investigadores). Los demasiados libros (1996) es el título de ese libro de Zaid. Una de las conclusiones a las que arribaba su autor era –recuerdo– que los estudiantes en las universidades que se iniciaban en la investigación y la paralela elaboración de papers, en ese entonces estaba más dedicados a la escritura que a la lectura. Escribir se había vuelto una obligación necesaria, caso se tenía en mente construirse una carrera académica. Había que alimentar el curriculum, robustecerlo con los temas posibles que dieran cuenta del porte del investigador y sus posibilidades expansivas. Había que escribir y escribir pues esa era la única manera de poner a prueba las potencialidades y mostralas ante los demás –de las capacidades de lectura y reflexión en relación con el medio, con el objeto de estudio aludido, poco importaba pues ello dejó de interesar a los organismos de control académico. He recordado esta lectura leyendo el texto adjunto publicado por Revista Ñ, en el que, más de dos décadas después, persiste esa tendencia a la que se suman ahora inconvenientes entonces no vislumbrados. El artículo está redactado desde la perspectiva argentina, es decir, dejando de lado elementos no incorporados a su tradición investigativa y sus relaciones con las grandes casa editoras de Journals (Elsevier, Routledge, Wiley, etc). Mientras hacía mi lectura he pensado en mis amigos y compañeros que publican regularmente en estos Journals, caracterizados por exigir incluso un pago a cambio para ser leídos (el pago lo cubre las instituciones en las que ellos laboran).

Hay distancias y la analogía no cuenta pero hay un hilo secreto que conecta esta práctica con el ahorro millonario extranjero que se hace en la banca suiza, que me es difícil no recordarlo en este punto: los depósitos que van más allá de los diez millones de francos deben pagar una tasa de interés para ser conservados en bóvedas helvéticas, es decir seguras y casi intocables por los vaivenes que atraviesan las demás monedas que se mueven a sus anchas en las principales bolsas de valores. Será que publicar en los Jourrnals de prestigio es una manera de preservar con visibilidad los trabajos académicos de importancia? ¿Será que publicar trabajos académicos de importancias en las plataformas Open resources invisibiliza a los trabajos, tengan o no relevancia?



12.6.18

"La industria más peligrosa del mundo"

Los que saben de ello y opinan con autoridad la tienen identificada. Saben cómo se desplaza, de qué se alimenta, cómo funciona su lógica. Por el dinamismo que ha hecho gala las veces anteriores, más las destrezas tecnológicas maquinadas en los años recientes, se deduce que cuando saque su cabeza sencillamente arrasará con lo que se le ponga al paso, sin respetar el estatus de los contenedores – países pobres, ricos dará lo mismo, predicen.

Sí, el nuevo monstruo son las crisis financieras, en plural. Si, ciertamente, que la que viene es una; sin embargo, cuando se haya puesto algo de orden en la casa global, sin ningún lugar a dudas, vendrá después otra y a continuación otra más. Y así sucesivamente hasta que el cuerpo aguante. Morderse la propia cola es el motor que impulsa el movimiento.

Una de esos discursos que se atreven a ver en perspectiva cuanto está pasado es el que Martin Khor relata en un elocuente artículo reproducido por El Telégrafo (EC). Leerlo me ha recordado lo que hace una semana escribiera Martin Wolf en el Financial Times, a propósito de la iniciativa "Dinero pleno" (Vollgeld), que los suizos votaron el pasado domingo – sí, se rechazó la iniciativa contundentemente; sin embargo, el hecho de que la idea del "dinero pleno" haya sido considerada y debatida en el corazón mismo de una economía liberal de punta, trae luz a ese callejón donde parece haberse parqueado la realidad con resignación.

Sí, el momento aún no ha llegado para adoptar una medida económica de tal envergadura: que sea el Banco central el único y exclusivo dispensador de dinero y no como sucede en la actualidad, donde son los bancos privados generan dinero en cuenta hasta donde les sea posible, expandiendo la posibilidad hasta el extremo máximo que las regulaciones permiten.

A pesar de que los ciudadanos suizos rechazaron en las urnas la iniciativa "Vollgeld" que pretendía alterar el orden monetario vigente, vale la pena leer con detenimiento cuanto ésta contiene y propone. Vale hacerlo tomando en cuenta el escenario que nos pinta Khor, el diagnóstico de la realidad monetaria global que hace Martin Wolf y las perspectivas que ve en iniciativas como la "Vollgeld", quizá necesarias para controlar a "la industria más peligrosa del mundo", que es como califica a la banca financiera.

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