1.2.09

El atlas de Borges

La Nación de Argentina publicó en días pasados dos artículos sobre El atlas de Borges, una exposición que se muestra en estos días en Ginebra, hasta el 12 de febrero. 130 fotografías que dejan ver a Jorge Luis Borges en diferentes puntos del planeta hechas casi todas por su viuda, María Kodama.
Los artículos que dan cuenta de esta muestra, firmados por Susana Reinoso, son elocuentes. El primero nos informa de la exposición en sí y el acto de inauguración llevado a cabo el pasado 15 de enero; en el segundo, paseamos con María Kodama por las calles de Ginebra, la ciudad en la que Borges hiciera sus estudios secundarios y eligiera para morir y ser enterrado. Dijo de ella alguna vez: "De todas las ciudades del planeta, de las diversas e íntimas patrias que el hombre ha buscado y merecido en el decurso de los viajes, Ginebra me parece la más propicia a la felicidad".

La lectura de estas notas me animaron a ir a Ginebra, a visitar la muestra L’Atlas de Borges en la UNI-Dufour, en la rue du Général Dufour 24.

No sé si recuerdo o sólo imagino haber visto hace muchos años una edición con estas fotos y textos de Borges. Algunas imágenes me son conocidas —quizá las ví en el libro que sirve a la muestra de base o, muy probablemente, en algún anuncio de prensa que las hiciera públicas hace algún tiempo, a propósito de esta misma muestra, expuesta en otros lugares. El espectador se percata inmediatamente que estos materiales no son profesionales pero que ese detalle apenas importa; a cambio, las imágenes dejan ver al curioso a un Borges contemplativo y central, risueño y, de alguna forma, por la influencia siempre presente de sus textos, reencontrado en sitios de conocida u olvidada trascendencia. Extraña impresión del espectador: la sóla presencia del anciano en cada uno de estos lugares, nos los deja apreciar de otra forma, como si volviese
verosímil la historia que guardan y los dotara por un congelado instante de dimensión actual, perceptible y tendiendo puentes con el presente. Creta es otra cuando vemos a Borges desceder por las escaleras de unas ruinas que nos recuerdan al Minotauro; o en, Izumo, ver su mano posada sobre antiguos carácteres japoneses –canji– cuyo contenido ni siquiera sospechamos pero, luego de ese gesto, por abuso de confianza, lo suponemos de nuestra incumbencia y le dotamos de n sentido secreto; ver al amable anciano inquisitivo ante las pirámides de Egipto; verlo converesar en Santiago de Compostela con Gonzalo Torrente Ballester y en Mexico con —quiero así creerlo— Juan José Arreola, o verlo posar a la entrada de Estambul, junto a una placa de saludo a los turistas, que nos recuerda a la antigua Constantinopla que transcurre por uno de sus cuentos.
Abandoné la muestra con las manos vacías, sin recuerdo material alguno que llevar (suelo coleccionar billetes, impresos, informaciones que hablan de los eventos visitados). No pude adquirir el libro que supuse estaría a disposición del público porque la edición española está agotada desde hace algunos años (deduzco por un artículo de prensa en la web, que hay una edición argentino; indagando luego con mi librero, me entero que está agotada también la versión francesa pero que Gallimard prepara una reedición para esta primavera).

Algo que llamó mi atención: en el hall donde se exponen estas fotos, junto al restaurante universitario —la entrada es gratuita—, no había quien diera cuenta de nada. Salvo un afiche que indica que la muestra está organizada por el gobierno argentino y la Fundación J.L.Borges, colocado junto al aparato de video paralizado, no había ni catálogo, afiches o información impresa alguna que informe al visitante sobre la muestra o su itinerario transnacional — iniciado en Mendoza, Argentina, expuesta luego en Madrid y París, luego de Ginebra, pasará luego a Berlín y Munich, antes de cerrar el recorrido en Frankfurt, donde su exposición coincidirá con la Feria del libro en el próximo octubre, la Frankfurt Messe, que tiene este año como país invitado a la Argentina.
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El atlas de Borges, fotos varias
Daniel Molina sobre Atlas

1 comentario:

K-OZ dijo...

cada palabra aunque esté cargada
de siglos, inicia una página
en blanco y compromete el porvenir
JLB

SALUDOS

Un abrazo ecuatoriano-mexicano

Por mero equilibrio es necesario contraponer pesos – para no dar un mal paso. Las relaciones diplomáticas de Ecuador y México están rotas de...