Me fui sin avisar. No pensé que mi ausencia duraría tanto tiempo -más de tres meses. Tuve mis motivos para ello, y entre ellos, rondándolos como un guardia nocturno, el cansancio, la desgana. Sucede que mi porcentaje laboral aumentó y debo ahora dedicar a mi vida como bibliotecario más horas que antes. Pero las cosas van bien: entre tanto he tomado ritmo y dado salida a los asuntos pendientes; he conversado también con personas interesantísimas, leído artículos y un par de libros gratos, visitado muestras y exposiciones, zapateado calles desconocidas y regresado a otras luego de algún tiempo.
Espero no perder de vista a los temas con los que he tenido que vérmelas en mi tiempo de retiro y valen la pena reconsiderarlos.
Pues sí, esto nada más por ahora. Y claro, como no, mis disculpas por no haber dejado señal alguna antes de marcharme.
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