15.5.06

Porchia y Aira

Hace un par de semanas, a propósito de un comentario de prensa, volví a repasar los pensamientos concisos de un escritor admirado a cuya obra, desde hace años ya, he vuelto con interminetencias, Antonio Porchia.

Como suele suceder con las reflexiones, con las constataciones concentradas en esplendor calmo, breves siempre y siempre sin prisa, no se dejan leer con facilidad cuando aparecen juntas en un libro. No al menos con esa que confunde concisión con ligereza. Estas proclamas autónomas frenan la susceción de la lectura, exigen a cambio, y continuamente, la interrupción, el salto hacia una página anterior, a una de otro libro, la equiparación con enunciados presentidos. O la suspensión del repaso hasta otro momento pues demandan ser caminadas.

Así es como he venido leyendo a Antonio Porchia en las diferentes publicaciones que me he procurado hasta ahora; fueron primero sus “Voces” (Alianza); despues “Voces nuevas”, y finalmente, hace un año, sus “Voces completas” —que incluyen “Voces diseminadas” y unas “Voces inéditas”. Porchia es lo que se llama un escritor tardío. Por otras razones, también atípico.

Hasta hace unas semanas era imposible encontrar en español una edición que juntara estos materiales completos. Por Babelia, me entero que Pre-textos acaba de sacar una al mercado. Hasta hace un año, estas existían sólo en una edición bilingüe hecha en Alemania, “Voces completas / Gesammelte Stimmen” (2005), de Tropen-Verlag, Berlín. Una hermosa edición que cierra con un ensayo de Laura Cerrato, un epílogo de sus editores y traductores, Juana y Tobías Burghardt, más un poema de Roberto Juarroz.

En el otoño de 2005, siguiendo la vena a un empeño, Alejandra Pizarnik (1936-1972), dí con una biografía y selección poética de la autora argentina hecha por César Aira (Ediciones Omega, serie Vidas literarias, Barcelona, 2001). Un librito de los más interesante en el que, indagando en las influencias que determinaron el estilo de esta poeta, consta esta parrafada imposible de obviar:

... (A Pizarnik le fue revelado su propio estilo en la obra de) Antonio Porchia. Conoció su obra en 1955 y casi de inmediato al poeta. Ya en 1956 escribió un artículo sobre él. Porchia era un viejo obrero jubilado (había nacido en 1886, murió en 1968), vivía muy alejado del mundo literario, y nadie se lo tomaba muy en serio, situación que ha persistido. Escribía lo que llamaba “Voces”; tal es el título de su único libro, ampliado en sucesivas ediciones hasta su muerte. Son algo así como aforismos (Pizarnik era muy estricta en llamarlos “poemas”) de aspecto sapiencial, lo que hizo su modesta popularidad entre un público no literario, y su correspondiente descrédito entre lectores más sofisticados. En realidad, las “Voces” no tienen nada de sapiencial sino que son pequeños mecanismos de lógica perversa. La mayoría se anula a sí mismo en un rizo lingüístico de intensa extrañeza. Como típica venganza argentina al descrédito local, las “Voces” de Porchia habían sido descubiertas por Roger Caillois en su paso por la Argentina en los años cuarenta, habían sido traducidas al francés, y André Breton terminó diciendo que era la mejor poesía de la que tenía conocimiento en lengua castellana”.

El discurso de Aira muestra en la suseción del texto la influencia de Porchia en Pizarnik y, como no, en Roberto Juarroz (todos sus libros se llaman Poesía Vertical, y van acompañados de un número — son catorce). Esto constituye sin embargo otra historia.

Cuando leí la categorización que hace Aira de las “Voces” de Porchia, pensé en la que yo he hecho a lo largo de los años, encantada y apenas provista para pinchar el bisturí en esas perfecciones concretas; sin duda soy parte de ese público que le brindó al autor “la modesta popularidad”; sin duda, poco he hecho para buscar razones que explicaran el entusiasmo que me movió a su lectura ¿cómo serán las razones que alejan a los lectores sofisticados de esta obra?. La intepretación que Aira hace de las “Voces”, al medir sus partes y desmontar el mecanismo que las mueve es una que no deja de llamar mi atención. No descarta su importancia. Hay un texto que Borges dedicó a las “Voces” de Porchia que alaga leerlo pero nada dice ante la lectura sofisticada de Aira.

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Los libros de A. Porchia
Roberto Juarroz sobre A. Porchia
Laura Cerrato sobre A. Porchia
Jorge Luis Borges sobre A. Porchia

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Cesar Aira está muy de moda en estos momentos, con moda me refiero a que ácá en México está siendo muy leido. Acaba de salir un libro adonde varios críticos abordan su obra.

Yo no lo he leido, pero estoy interesada en hacerlo.

Muchos saludos para ti
Magda

Victor dijo...

Estimada Magda
He leído quiza cuatro o cinco títulos de las ahora ya numerosas publicaciones de Aira. Novelas cortas, que son su especialidad. Novelas otras, no aquellas a las que pese a sus exelencias estamos acostumbrados. El filón de la creación en su caso da piedras que no sabría llamar preciosas pero si extrañas (que libertad para estructurar historias!). Los ensayos que he leído de él en prensa, revistas, y el que comento arriba, son de lo más claros. No les falta la puntual información, la agudeza en el analísis y, algo que si me llama la atención, la desinhibición con la que se enfrenta a los temas. Tu compatriota Carlos Fuentes, hace cinco o más años, pronosticó en un relato que en el 2015 se le sería concedido a Aira el Premio Nobel.

Gracias por pasar por acá. Que estés bien y hasta la próxima. Van saludos

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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